Poco
os he hablado de este poeta cordobés nacido en 1923 que, a decir de Jaime
Siles., “es el poeta español más europeo del siglo XX. Es, además de un gran
poeta, un gran traductor del francés cuyas traducciones marcan un antes y un
después. Ya, en el otoño, leímos la magnífica traducción de Miloscz, el poeta
lituano, que publicó en su día Ediciones Devnir. También tradujo de manara
magistral a Saint John Perse. Pero ahora de lo que quiero hablaros es de su
último libro, Ultima necat, un
poemario que es el último, por el momento, de una producción muy amplia. Si no se le conoce más, es porque
Álvarez Ortega es ajeno a todo tipo de cenáculos y camarillas y lleva una
producción poética digna y solitaria. Como muestra, valga este poema con el que
se abre el ya citado poemario:
Era
sombra al final del día, el oculto clamor de
una edad
que con indolencia despertaba entre las pie-
dras de
la casa.
Buscaba
la imagen de un conjuro anterior, cuando.
el
sosiego dejaba escrita su claridad en los cuerpos que
conocieron
su gloria.
Residuo
de una leyenda desleal, égloga perdida, su
vivir fue
como si mi mal, con pasión, en él no hubiera
hecho su
residencia.
Y así
cayó cuando el tiempo acaba, estero de luto,
lágrima
de un alma errante que se acoge a la gesta de un
oscuro
naufragio.
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