martes, 26 de marzo de 2013

MIS AMIGOS LOS RUSOS

EL JINETE DE BRONCE
Un pobre funcionario llamado Eugenio, en medio de la gran inundación que asoló San Petersburgo en 1824, pierde a su novia y, loco de dolor, se encara con la estatua del zar, el monumental grupo escultórico de Maurice Falconet. En su locura, cree que la estatua lo sigue y acaba en la isla de Goloday en donde encuentra el cadáver de su desgraciada novia. Un poema de Pushkin que destila alma rusa por los cuatro costados y que acabé de leer hace un par de días. Tan sólo por el fantástico exordio que es un canto a la ciudad baltica merece la pena acercarse hasta su texto. Os copio el comienzo del poema que podéis encontrar en Hiperión con traducción, notas y texto bilingüe de Eduardo Alonso Luengo. Ya sabéis de mi gran afición por la literatura rusa pues he publicado en este blog algunas entradas sobre escritores rusos y espero seguir publicando cosas de estos grandes literatos que escribieron y escriben en la santa Rusia que fue y ahora patrimonio de los grandes mafiosos y de multimillonarios horteras que posiblemente son la misma asquerosa cosa.
A la orilla de las desiertas olas
en grandiosos designios ocupado
se hallaba ÉL, mirando hacia lo lejos.
Ante sus ojos se ensanchaba el río
por el que un pobre esquife navegaba.
Aquí y allá cabañas miserables,
abrigo de los pobres finlandeses,
cubrían las riberas pantanosas,
y bosques ignorados por los rayos
de un sol siempre escondido entre la niebla
por doquier resonaban.

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