Acabo de leer Ángulo
de reposo, la gran novela de Wallace Stegner. Y la califico como grande
porque grande es la manera con que Stegner escribe esta historia; porque
grandes son sus personajes a los que te gustaría tratar cualquier tarde de este
verano en Boecillo; grande, por la historia que cuenta, esa mujer del Este que
se casa con un hombre que es un soñador que quiere hacer del Oeste una tierra
de promisión mediante sus conocimientos de ingeniería. De este gran autor
nacido en Iowa, maestro de Carver, había leído En lugar seguro en el verano antepasado y El pájaro espectador durante el curso pasado. La primera me pareció
una gran novela y la segunda algo floja, pero la tercera me parece la mejor de
las tres. Nunca podré olvidar los personajes de esta novela como nunca puedo
olvidar al vecino del que nos habla otra de mis autoras preferidas: Willa Cather.
Os recomiendo encarecidamente esta obra y os recomiendo que os la leáis son prisa – son setecientas tres
magníficas páginas- porque esta novela
sensacional se lee como si estuvieras tomando un licor añejo: paladeando cada
palabra. Susan Ward, esta mujer victoriana
que se fue al Oeste por amor, os está esperando en sus páginas; esa mujer que
se lleva la cultura, la literatura y la civilización como tabla de salvación.
En estos tiempos que corren no es mala receta. Pero, lo dicho, Susan, Oliver,
Frank, Ollie, Betsie os aguardan en el libro: no debéis darles plantón y
dejarles esperando. Vuestro intelecto lector os lo agradecerá.
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