miércoles, 28 de mayo de 2014

SALVADOR RUEDA, EL MALAGUEÑO DE BENAQUE


¡Qué gozada, Señor, qué gozada estos versos musicales de Salvador Rueda, otro poeta que para estudiarlo se le pone la etiqueta de pre-modernista! Rueda, malagueño de Benaque, una aldea de Macharaviaya, escribió mucho, tanto en prosa como en verso. Rubén Darío, Clarín y Unamuno prologaron sus libros y fue coronado poeta en La Habana, el 4 de agosto de 1909. Ahora es un olvidado con necesidad urgente de relectura, pero en su tiempo su fama fue muy grande. Junto con Manuel Reina, del que haremos en su momento entrada en el blog, fundó el movimiento llamado Colorismo que influyó en Villaespesa y, sobre todo, en Juan Ramón Jiménez. Os dejo este soneto magistral con el que seguro que disfrutarán los amantes de la buena poesía, ese bien tan escaso últimamente.

Acercad las almas, que ésta es la candela...

Acercad las almas, que ésta es la candela;
acercad las almas, que ésta es la alegría;
son versos que cantan llenos de energía,
y alzan una lumbre que, ondulando, vuela.

Es un bosque que ardiendo que el helor deshiela,
es Dios hecho lenguas, Dios hecho poesía,
este libro es alto temblor de armonía,
fuego melodioso, que abriga y consuela.

El crujiente ritmo dice:  «¡Allá van ramas!»,
y la fantasía las convierte en llamas,
como promontorio de dorado velo.

Mientras que, candente, la inexhausta lira
lanza en rubios hace versos a la pira,
y las lenguas de oro suben hasta el cielo.

 

 

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