Tras la lectura de Madre Coraje de Brecht, obra ya muy conocida por todos y de cuyo
argumento creo que es excusable tratar, quiero centrarme en la escena undécima
en la que los habitantes de Halle, ciudad protestante, va a ser asaltada por
los católicos. Todos se arrodillan y rezan un peculiar padre Nuestro. Al poco, Catalina,
se levanta y va a buscar un tambor al carro. Regresa y, subida en lo alto de la torre, toca
y toca hasta que es abatida de un balazo. Brecht, que siempre vio la religión
como algo alienante como un resto de una época ya superada del desarrollo
humano, ve ,en esta escena , una oposición entre facere et orare, entre la contemplación y la acción y le sirve como
prueba, para él irrefutable, de que la religión sólo sirve para paralizar a los
hombres porquees con la acción con la que se consiguen las cosas, no con la
contemplación del orante. Para Brecht, recurrir a Dios es un intento de ignorar
la realidad y también de no querer ver nuestros propios fallos.
Pero
Brecht se equivoca de medio a medio pues la auténtica oración de petición
consiste en pedir a Dios para que nos conceda aquello para lo que hemos puesto
previamente los medios. Nisi Dominus ædificaverit domum, in vanum laboraverunt qui ædificant
eam ,es decir, que “si
el Señor no edifica la casa, en vano se
esfuerzan los que la construyen” se dice en el Salmo 126. Necesitamos la ayuda
de Dios, pero tenemos que construir la casa. Brecht también ignora que el
católico va a la oración con esperanza y que, como dice el refrán, la actitud
es la de “ a Dios rogando, pero con el mazo dando”. Pero Brecht quería
construir una sociedad sin el “estorbo de Dios” que sería una superestructura
de gran rigidez dogmática. Sin embargo, Brecht no quiere ver que, en esas
sociedades marxistas sin Dios, es en donde más proliferan las superestructuras dogmáticas.
Y si no, que se lo pregunten a Dostoiesky o a Shostakovich que las sufrieron.
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