Han sido
dos meses de ardua lectura en varios lugares y llevando los dos tomos de la
obra cargada en mi mochila. Ha sido dos meses en los que he mezclado otras
lecturas, pero han sido dos meses conviviendo con Robert Musil y sus
personajes. Han sido dos meses habitando en Kakania con generales, con
pintores, con esa pareja de enamorados tan peculiar en la historia de la
literatura pues son hermanos; han sido
dos meses en que el texto se me enfrentaba y he tenido que luchar contra él con
mucha paciencia porque Musil entra en terrenos complicados. Pero puedo decir
con satisfacción que he leído El hombre
sin atributos, esa obra fundamental de la literatura del siglo XX; esa obra
que nos leva a la mejor literatura en lengua alemana, a esa literatura difícil,
pero tan hermosa que te engancha a ella. Mientras la leía pensaba en el ímprobo
trabajo del traductor, en la dificultad que tiene esa obra en su alemán
original tal como se puede ver en la dificultad que, aún en castellano, tiene
para el lector. Una maravilla necesaria como los cuartetos de Shostakovich.
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