Dice
Cibrán Sierra, uno de los dos violines maravillosos del muy maravilloso Cuarteto
Quiroga, que Antón Webern, cuando compuso su Langsamer Satz, se “asomó al embriagador precipicio donde sólo el
vértigo del tiempo aguarda”. Bellísimas palabras de este gran músico que sitúa
la posición de Webern con gran precisión. La expresividad lírica del
Romanticismo, herencia de sus antepasados musicales, estaba llegando ya a su
fin y Webern tenía que continuar por otros caminos que, por aquel entonces,
estaban sin descubrir. El camino lo marcó el mismo Webern con su Opus 5, sus
famosas Fünf Sätze für Streichquartett, que fueron el principio de otra manera de entender
la música que servirá de hontanar para músicos posteriores. El Cuarteto
Quiroga, en su magnífico disco Statements, Declaraciones, graban ambas
composiciones del músico austriaco y eso nos sirve de ejemplo inmejorable de lo
que acabamos de decir. Pero ojo que la belleza requiere una gran hombría como
decía don Antonio Gamoneda.
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