Coimbra, en el siglo XVIII, fue el gran centro de producción musical
de Portugal. En el Mosteiro de Santa
Cruz se daba una formación musical de primera calidad con la lectura y estudio
de obras de músicos tan relevantes como Juan Bermudo, Antonio de Cabezón,
Heliodoro de Paiva, António Carreira o António Macedo. El ambiente de la música
en Portugal era de una gran calidad y la reina doña Ana, la infanta Bárbara (futura
reina de España como Bárbara de Braganza) o el infante don António eran
virtuosos del clave. Fue pues en este marco de gran música y de grandes músicas
en donde tenemos que situar la obra de José António Carlos de Seixas que nacido
en Coimbra en 1704, veinticuatro años antes que el anteriormente citado Larrañaga,
se convertirá en una luminaria del clave en Portugal. Seixas fue alférez, Capitán de la Guardia
real y Cavaleiro da Ordem de Cristo. Su fama fue tan grande que conservamos un grabado de Jean Daullé, grabador real en Francia. Murió un 25 de
agosto de 1742 con tan sólo treinta y ocho años dejando tras de sí una obra
para teclado de gran envergadura y una obra coral de no menor envergadura de la
que es posible que, más adelante,
tretemos con más calma . El gran
clavecinista brasileño Nicolau de Figueiredo gravó en el 2008 una selección de
sus sonatas para el sello Passacaille. A
él nos remitimos en lo que respecta a las breves ideas que hemos dado sobre el
músico lusitano y lo recomendamos por si alguien quiere escuchar la música de
este portugués que se codeó con
Scarlatti.
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