Este
niño de tan hermoso nombre, nació en Zaragoza, un 23 de agosto de 1498. Era
hijo de Manuel I de Portugal, conocido como el Afortunado y de una palentina de
Dueñas, hija de los Reyes Católicos: Isabel de Aragón. que falleció en el parto
con tan sólo veintiocho años. Su padre se los dejó al cuidado de sus abuelos
que lo juraron heredero de Castilla, León y Aragón. Su padre, a su vez, en
marzo de 1499, lo nombró heredero de
Portugal. El niño se llamaba Miguel de la Paz en Castilla y Miguel da Paz de
Avis y Aragón en el país hermano. Era la
gran esperanza de la monarquía de los Reyes Católicos que siempre habían querido
la unión de los reinos de la península y así toda la antigua Hispania romana
quedaba unida en este niño. Tampoco era del agrado de los Reyes la posibilidad
de que Felipe el Hermoso, casado con Juana I de Castilla subiera al trono.
Todos habían puesto su esperanza en este pequeñín al que vemos en la fotografía
tal y como aparecía en la serie Isabel
de RTVE. Sin embargo, no quiso la historia que Miguel llegara a reinar porque,
cuando aún no había cumplido los dos años, falleció en Granada, un 20 de julio
de 1500.
¿Qué
hubiera pasado si Miguel de la Paz hubiera vivido? Pues, en primer lugar, que
Portugal, Castilla, León y Aragón se hubieran unido en un solo reino peninsular.
Esto acabaría ocurriendo en 1580, cuando, perdido o muerto (ya entraremos en
detalles más adelante, en otra entrada) don Sebastián en Alcazarquivir, el
trono de Portugal quedó vacante y optó a él Felipe II, hijo de Isabel de Portugal
y, por tanto, con derecho00 a ser rey de Portugal. Pero no pensaba así Antonio,
prior de Crato, que quería el trono para él y el asunto se dirimió, por
desgracia, por medio de las armas, en la batalla de Alcántara. España y
Portugal estuvieron unidos sesenta años, hasta 1640, en que la separación de
ambos reinos se llevó a cabo.
En
segundo lugar, algo que me parece aún más importante: la casa de Trastámara
hubiera seguido reinando en España y la de Avis en Portugal. Según el gran
historiador madrileño Manuel Fernández Álvarez, el no haber pasado la monarquía hispana a
manos de los Austrias nos hubiera evitado vernos envueltos en unos conflictos
centroeuropeos que esquilmaron las arcas del Estado y que lo llevaron, en
varias ocasiones, a la bancarrota. Las guerras de Flandes, de Alemania de
Austria fueron una sangría que impidió el desarrollo de una España que empezaba
a dar sus primeros pesos como nación. Realmente fue una pena que don Miguel muriera,
pero no podemos hacer historia – ficción. Nunca sabremos qué habría pasado con
esa España unida a Portugal y con un rey castellano y portugués al frente. Sin
embargo, quería dejar constancia de la efímera existencia de este bebé que pudo
cambiar, para bien, la historia de los dos países hermanos.
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