Otra vez vuelvo a Esparta porque su cultura da para mucho. Eso
de que los niños se pongan unos zapatos en el buen tiempo y otros en el tiempo
malo y que con los mantos se proceda de
igual manera, es algo que los afemina por lo tanto lo mejor es o que lleven un solo manto y unos solos
zapatos para todo el año.; ¿que los niños se van relajando en casa? Pues muy
fácil, se les lleva a un campamento militar a los siete años y asunto
concluido; ¿que comiendo en familia los ciudadanos se van adocenando? Pues para
eso ya nos los hemos llevado a la milicia con pocos añitos y, para que no
caigan en vicios “burgueses”, se les preparan unas comidas comunes en los
campamentos militares. Antes que la ministra Celaa, los espartanos ya dijeron
que los hijos eran del estado y cada uno se ocupaba de los propios y de los
ajenos. Todo era en común, hasta los caballos. Pasabas por una cuadra, te
gustaba un caballo, lo cogías y lo devolvías en buen estado. Nada de andar
comprando porque en Esparta todo era de todos. Tampoco había que gastar dinero
en mantos porque “el adorno mejor es el vigor de los cuerpos”. A las mujeres
había también que ejercitarlas porque, aunque no iban a la guerra, parían los
hijos y, de una mujer fuerte, salía un
niño fuerte. Los cobardes o temerosos tenían en Esparta menos futuro que un
simpatizante de VOX en la CUP y Licurgo impuso penas no sólo para los cobardes,
sino también para aquellos perezosos que
no se quisieran superar por medio de ejercicios y entrenamientos. Si algún
espartano flaqueaba en el servicio a las leyes, dejaba de pertenecer a los “iguales”,
es decir, a los ciudadanos de pleno derecho. A esto se añadía el caldo negro,
un plato típico del que hablábamos el otro día, que realmente revolvía el estómago.
Todas estas costumbres tan poco atenienses acabaron
derrotando a Atenas en la Guerra del Peloponeso por la corrupción e ineptitud
de los políticos atenienses de la época. Si una democracia corrupta es mala per se, lo es aún más porque suele tener
como final un estado dictatorial sea de derechas o de izquierdas. O la
democracia con todas sus imperfecciones o el maoísmo chino. ¡A elegir tocan!
Mao, o la reducción a lo absurdo.
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