Hoy
se cumplen la friolera de ochenta u seis años del golpe militar que acabó con
una República que parecía no interesar a nadie. Por un lado estaban los
socialistas que la querían como paso previo a su revolución para instaurar en España
un régimen similar al ruso (si alguno lo duda, que lea los titulares de El
Socialista en los que no se celebraba una República democrática, sino el paso
previo a una Revolución de octubre a la española) ; por el otro lado, estaban los de derechas que, no habiendo
sabido defender a Alfonso XIII ( quizás porque no tenía defensa ninguna el rey
de los cigarrillos egipcios) mientras estuvo en el trono, les vino la gana de
ponerse a dar golpecillos de estado con muy pésima fortuna y poco acierto. No
sé si había alguien que buscaba una República de verdad en donde los españoles
pudieran expresar su sentir. De todas las maneras era muy difícil que expresara su libre sentir una población cuyo analfabetismo era altísimo
y ya sabemos que, cuanto mayor analfabetismo, menos libertad de elección.
Aquellas masas eran carne de demagogos que las compraban “con un duro y un
colchón”, lema que un partido usó en unas elecciones. Mi 18 de julio es el de mis
dos abuelos, el paterno que no dudó en defender a la República cuando el
alcalde de su pueblo convocó a los vecinos para que lucharan por salvar el régimen legalmente constituido,
pero, todo hay que decirlo, bastante “prostituido” por unos y otros; mi abuelo
materno, luchando en el ejército de Franco y ganando la Laureada de San Fernando
Colectiva en la Ciudad Universitaria madrileña. Seguro que los dos querían a
España y luchaban por defenderla, pero no puedo determinar quién de los dos
estaba en el bando adecuado. Si un servidor hubiera vivido aquel 18 de julio,
es posible que me hubiera ido con los lectores de Manuel Chaves Nogales, aquel
profeta andaluz que dijo que, ganara el bando que ganara, de las trincheras iba
a salir una dictadura. Probablemente hubiera acabado, como el gran periodista
sevillano, fuera de este país de todos
los demonios. No lo sé. Que Clío tenga piedad de tanta sangre y tanta barbarie.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario