jueves, 18 de enero de 2024

OTRO EPIGRAMA DE MARCIAL

 


                Resulta que le he cogido gustillo a los epigramas (siempre se lo tuve, esa es la verdad)  y os voy a regalar otro también escrito por Marcial tras su regreso a Bílbilis. En este epigrama, Marcial se muestra tan agradecido a Marcela por la finca que le ha regalado que nos va describiendo todas sus bellezas. Incluso los jardines, según el poeta, dan dos cosechas de rosas al igual que los de Pesto. Y no sólo eso: también nos dice Marcial que , si la misma Nausícaa le ofreciera los jardines de su padre Antínoo, los rechazaría para quedarse con los que Marcela ha tenido a bien regalarle. Os lo dejo para disfrute vuestro.

XXXI

 

 

Hoc nemus, hi fontes, haec textilis umbra supini

Palmitis, hoc riguae ductile flumen aquae,

Prataque nec bifero cessura rosaria Paesto,

Quodque viret Iani mense nec alget holus,

5

Quaeque natat clusis anguilla domestica lymphis,

Quaeque gerit similes candida turris aves,

Munera sunt dominae: post septima lustra reverso

Has Marcella domos parvaque regna dedit.

Si mihi Nausicaa patrios concederet hortos,

10

Alcinoo possem dicere 'Malo meos.'

 

 

 

Este bosque, estas fuentes, esta urdimbre de sombra del alto emparrado, este río canalizado de agua que lleva vida;  estos prados y rosales que no cederían a los de Pesto por más que den que  dos cosechas y la verdura que verdea en el mes de Jano y no la hiela el frío; y la anguila que nada en un estanque cerrado y esta torre de blanco resplandeciente que aves cría de su mismo color, obsequios son de mi dueña:

A mi vuelta, después del séptimo lustro, Marcela me ha regalado esta casa y estos reinos pequeños.

Si Nausícaa a mí los jardines de su padre me regalara, a Alcínoo podría decirle: “Prefiero los míos”!”

 

UN EPIGRAMA DE MARCIAL

 


Este epigrama que os traigo de Marcial me parece maravilloso. Junto a los poemas que se usaban para los regalos de las Saturnalia, como los versitos en los abanicos de don Ramón de Campoamor, Marcial tiene estos epigramas en que escribió cuando la viuda Marcela le regaló una finca en Bílbilis y el “maño” dejó Roma y se fue de nuevo a su tierra celtíbera. Os pongo el texto latino y una traducción que, pese a que ya no traduzco, os he preparado para la ocasión. Espero, ex toto corde, que os guste.

 

Vitam quae faciant beatiorem,

iucundissime Martialis, haec sunt:

res non parta labore, sed relicta ;

non ingratus ager, focus perennis;

lis numquam, toga rara, mens quieta;                            5

uires ingenuae, salubre corpus;

prudens simplicitas, pares amici;

convictus facilis, sine arte mensa;

nox non ebria, sed soluta curis;

non tristis torus, et tamen pudicus;                            10

somnus qui faciat breves tenebras:

quod sis esse velis nihilque malis;

summum nec metuas diem nec optes.

 

Lo que hace más feliz la vida, gratísimo Marcial, es esto: una hacienda no ganada con el trabajo, sino por herencia; un campo no desagradecido [1], un hogar siempre encendido; pleitos nunca, toga poca [2], la conciencia tranquila; un vigor congénito, un cuerpo saludable; una prudente sencillez, unos amigos de la misma condición; unos convites fáciles, una mesa sin artificio; unas noches sin borracheras, pero libres de preocupaciones; un lecho nada triste y, sin embargo, púdico; un sueño que haga cortas la noches; lo que uno sea, querer serlo y no querer más nada; el último día, ni temerlo ni desearlo.

[1] Que paga con buenas cosechas los cuidados que se le dan.
[2] Poca vida “de sociedad”, cuyo símbolo era la toga y que era obligada en los actos oficiales y, sobre todo, en la visita mañanera de los clientes a sus patronos.

 

 


domingo, 14 de enero de 2024

POTAMIO DE LISBOA

 


Voy a contaros una historia curiosa. Para empezar, tenemos que para mientes en la idea del arrianismo, herejía cristiana de amplia difusión en los primeros siglos de la Iglesia. Arrio defendía que Cristo no era de la misma naturaleza que el Padre y esa afirmación iba contra el Credo de Nicea redactado, como vimos en otra entrada, por Osio de Córdoba. Recordemos ese pasaje del Credo:

Καί είς ενα Κύριον, Ίησούν Χριστόν, τόν Υιόν του Θεού τόν μονογενή, τόν εκ του Πατρός γεννηθέντα πρό πάντων τών αιώνων. Φώς εκ φωτός, Θεόν αληθινόν εκ Θεού αληθινού γεννηθέντα, ού ποιηθέντα, ὁμοούσιον τώ Πατρί, δι’ ού τά πάντα εγένετο.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del padre antes de todos los siglos. (Dios de Dios) Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre por quien todo fue hecho.

         Es más,  los arrianistas decían que el Hijo era inferior al Padre pues si el Padre engendró al Hijo, entonces el engendrado tuvo un comienzo de existencia y, tal y como se deduce de esto, hubo un tiempo en el que el Hijo no existió. Es más, según Arriano, es el propio cristo el que lo dice en Juan 14.28:

ἠκούσατε ὅτι ἐγὼ εἶπον ὑμῖν, Ὑπάγω καὶ ἔρχομαι πρὸς ὑμᾶς. εἰ ἠγαπᾶτέ με ἐχάρητε ἄν, ὅτι πορεύομαι πρὸς τὸν πατέρα, ὅτι ὁ πατὴρ μείζων μού ἐστιν.

habéis escuchado que os he dicho: “Me voy y vuelvo a vosotros”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo.

         Pero la historia que os quiero contar es una historia de corrupción pues resulta que Potamio de Lisboa, el protagonista de mi entrada, vivió en tiempos del emperador Constancio II que era arrianista o semiarrianista y que, según cuenta Carlos Goñi en su libro Hispanos, le habría regalado a Potamio un fundus ( una finca) para que modificara el texto del Credo y no se dijera lo de “ de la misma naturaleza que el Padre”. Goñi cuenta que Potamio aceptó, pero que, de camino a la “finca” que le había regalado el emperador, falleció. Ya es ala suerte, pero el karma es el karma.

         Sin embargo, y sintiéndolo mucho por Goñi, tengo que decir que no pudo ser así pues Potamio, según otros autores, murió después que Constancio II y, tras la muerte de éste, regresó a la ortodoxia católica, es decir, a reconocer la misma naturaleza del Padre y el Hijo.

         En fin, que no sabemos si Potamio se quedó o no se quedó con el fundus que le ofrecía el emperador para que cambiara el texto del Credo.

         ¡Cosas veredes!

viernes, 12 de enero de 2024

CONSTANTINO EL GRANDE Y UNOS CALZONCILLOS DE LOS ALMACENES ARIAS

 


Yo era un niño pequeño y de la mano de mi madre entraba en los Almacenes Arias, en la calle de la Montera de Madrid. Esos almacenes quedaron destruidos por un pavoroso incendio que se produjo el 5 de septiembre de 1987 y en el que murieron diez bomberos madrileños, entre ellos el yerno de José Gómez Corral, el peñalaro que llevaba en mi muy querida sociedad de montaña todo lo relacionado con el cine y la fotografía. Pues bien, antes de que ocurriera esta tragedia, aquel niño que yo era andaba aburrido viendo cómo su madre compraba ropa interior pues, según decía ella, era mucho más barata que en otras tiendas madrileñas. Hasta ahora vamos bien, pero creo que, aún no tenéis ni una sola pista sobre qué tiene que ver Constantino el Grande con los Almacenes Arias. Os lo cuento aunque no me vais a creer.

         Resulta que en uno de aquellos estantes mi madre cogía unos calzoncillos cuya marca era IN HOC SIGNO VINCES, es decir, EN ESTE SIGNO VENCERÁS. Os lo juro. Hace ocho años escribí otra entrada de blog tratando este mismo tema y en ella solicitaba que, si alguien sabía la relación entre estos calzoncillos y Constantino el Grande, me lo hiciera saber por medio de una nota a la entrada. Hasta el momento, nadie me ha dicho nada y yo sigo con esa pregunta en el aire. ¿Qué relación pueden tener unos calzoncillos con el lema que vio Constantino en el cielo escrito en la Cruz de Cristo? ¿En dónde vencías con los calzoncillos de marras? Lo dejo y sigo rogando que, si alguien lo sabe, que, por favor me lo diga. Resulta que el lema también aparecía en el escudo de los Templarios y en algunas logias masónicas. ¡Ay si estuviera aún en este mundo ese socio de Peñalara que fue José Ángel de la Calle que tanto sabía de los templarios y de tantas cosas más!

El tiempo pasa, me voy haciendo viejo, han pasado muchos años y sigo sin saber la respuesta. Pero no desisto. Quizás, algún día, el propio Constantino me lo explique…

OSIO DE CÓRDOBA Y EL CREDO NICENO

 


         De los pocos católicos que vamos quedando pocos saben que el autor del Credo conocido como Niceno pues fue en el Concilio de Nicea, convocado por este  mismo obispo del que os quiero hablar, en donde se redactó. Su autor fue Osio de Códoba que nació en la ciudad de San Rafael en el año 256. Osio llegó a ser consejero de Constantino el Grande, ya sabéis, el que en la batalla del puente Milvio vio la Cruz de Cristo con el muy afamado lema de In hoc signo vinces. Constantino, por medio del Edicto de Milán, decretó la libertad de cultos en Roma, pero no decretó que el cristianismo pasara a ser la religión oficial del estado romano pues ese honor le cupo a Teodosio, el emperador nacido a pocos kilómetros de donde escribo estas líneas, en la muy segoviana Cauca (Coca).

         Osio redactó el Credo haciendo hincapié en la consubstancialidad del hijo con el Padre, algo que negaba la herejía de Arrio conocida como arrianismo que comenzaba a florecer en Alejandría. De ahí que sigamos diciendo en el Credo ὁμοούσιον τώ Πατρί, es decir, “de la misma naturaleza que el Padre.”

         Pues ya veis lo que son las cosas. Así que, cuando vayáis a Córdoba, crucéis el puente sobre el Guadalquivir y entréis en esa mágica ciudad de calles que parecen sacadas de un sueño, acordaos de este cordobés que, allá por el siglo IV, redactó el Credo que rezamos, los pocos católicos que vamos quedando en este mundo materialista, todos los domingos.

         Os dejo el texto en griego por si queréis sorprender a vuestro compañero de banco en la parroquia.

 

Πιστεύω είς ενα Θεόν, Πατέρα, παντοκράτορα, ποιητήν ουρανού καί γής, ορατών τε πάντων καί αοράτων.

Καί είς ενα Κύριον, Ίησούν Χριστόν, τόν Υιόν του Θεού τόν μονογενή, τόν εκ του Πατρός γεννηθέντα πρό πάντων τών αιώνων. Φώς εκ φωτός, Θεόν αληθινόν εκ Θεού αληθινού γεννηθέντα, ού ποιηθέντα, ὁμοούσιον τώ Πατρί, δι’ ού τά πάντα εγένετο. Τόν δι’ ημάς τούς ανθρώπους καί διά τήν ημετέραν σωτηρίαν κατελθόντα εκ τών ουρανών καί σαρκωθέντα εκ Πνεύματος ‘Αγίου καί Μαρίας τής Παρθένου καί ενανθρωπήσαντα. Σταυρωθέντα τε υπέρ ημών επί Ποντίου Πιλάτου καί παθόντα καί ταφέντα.

Καί αναστάντα τή τρίτη ημέρα κατά τάς Γραφάς.

Καί ανελθόντα είς τούς ουρανούς καί καθεζόμενον εκ δεξιών τού Πατρός.

Καί πάλιν ερχόμενον μετά δόξης κρίναι ζώντας καί νεκρούς, ού τής βασιλείας ουκ εσται τέλος.

Καί είς τό Πνεύμα τό ¨Αγιον, τό Κύριον, τό ζωοποιόν, τό εκ τού Πατρός εκπορευόμενον, τό σύν Πατρί καί Υιώ συμπροσκυνούμενον καί συνδοξαζόμενον, τό λαλήσαν διά τών Προφητών.

Είς μίαν, αγίαν, καθολικήν καί αποστολικήν Έκκλησίαν. ‘Ομολογώ εν βάπτισμα είς άφεσιν αμαρτιών. Προσδοκώ ανάστασιν νεκρών. Καί ζωήν τού μέλλοντος αιώνος.

ADRIANO Y ANTÍNOO

 


 Adriano, que había leído mucho y bien a los griegos, se acabó aficionando al amor griego y se enamoró de un muchacho de Bitinia por nombre Antínoo. Tan hermoso era el muchacho que el emperador hizo poner su busto por todo el imperio y hasta le fundó una ciudad, Antinoópolis en el curso medio del Nilo. ( ¡ Olé el rumbo que hacía que los emperadores no se conformaran con poner un piso a sus amantes!), río que sería la perdición del muchacho pues murió, ante los ojos de Adriano, al caerse al agua por la que surcó, con velas negras cuando creyó perder el amor de su Marco Antonio, la reina Cleopatra.

         Hombre delicado y poeta además de filósofo, en su lecho de muerte escribió estos versos que abren la obra de la Yourcenar y que mi buen amigo, ya fallecido, José Ángel de la Calle, me pidió que le tradujera en una de aquellas tardes de la Fuenfría que llevo, como don Luis Rosales, en los más profundo de mi corazón. Os los dejo con mi muy humilde traducción.

Animula, vagula, blandula

Hospes comesque corporis

Quae nunc abibis in loca

Pallidula, rigida, nudula,

Nec, ut soles, dabis iocos...

Pequeña alma, blanda, errante

Huésped y amiga del cuerpo

¿Dónde morarás ahora

pálida, rígida, desnuda,

incapaz de jugar como antes...?

P. Aelius Hadrianus Imp.

EL GRACEJO BÉTICO DE ADRIANO

 

 

Cuentan también viejas crónicas que Adriano, al que la Yourcenar nos lo pinta como hombre serio y estudioso además de gran filósofo, tenía, como buen hispano de la Bética, su gracejo. Y así nos cuentan que un día se llegó hasta él un romano con el pelo blanco para solicitarle un favor que Adriano, muy amablemente, le concedió. Se ve que el personaje en cuestión se aficionó a pedirle favores al emperador y,  otro día, tras haberse teñido el pelo, volvió a pedirle otro favor. Al verlo Adriano, le dijo con ese acento que tenían los de la Bética y del que nos habla Cicerón en su Pro Balbo:

-         Lo siento, amigo, pero el otro día ya le concedí un favor a tu padre.

También cuentan que Adriano estaba un día en las termas y vio a un pobre hombre que , como no tenía dinero para que un esclavo le pasara la estrígile para quitarle el aceite, se la estaba quitando frotándose contra el marco de una puerta tal y como hacen las bestias. Adriano, apiadándose del pobre hombre, le dio dinero para que se alquilara un esclavo que lo raspara. Al cabo de unos días, volvió Adriano por esas mismas termas y qué sorpresa tuvo al ver a varios bañistas frotándose contra el marco de las puertas. Entonces, con su gracejo bético, les dijo:

-         Si no tenéis para un esclavo, lo mejor es que os frotéis los unos a los otros.

Tenía “su punto” el bueno de Adriano.

 

 

LA JUSTICIA DE TRAJANO

 


Cuentan las viejas crónicas, más en concreto Dion Casio que, por cierto, nada tiene que ver con los relojes de ese mismo nombre que lo reciben del fundador de la marca, el japonés Kashio Seisakujo, que Trajano, “nuestro emperador” nacido en Itálica, era un hombre amante de la justicia, pero que en una ocasión, una viuda, se llegó a él, justo cuando iba a salir en campaña, para pedirle que hiciera justicia por su hijo asesinado. Trajano, con prisa por la guerra, le dijo a la pobre madre que se esperara a que regresara del combate, pero la madre, apenada por la muerte del hijo, no pudo por más que rogarle que no se marchara a combatir sin antes haber hecho justicia en el caso de su hijo pues podía darse el caso de que no regresara del frente y que, por tanto, su hijo no recibiera la justicia que merecía. Trajano, no sabemos si, como aquel juez del Evangelio que acabó atendiendo a la viuda para que lo dejara tranquilo, pese a la urgencia de su partida, sacó un momento para resolver el doloroso caso de la afligida madre.  El Dante lo recoge en su Divina Comedia, Purgatorio, X, 73 – 94 y mi muy querido Delacroix recrea la escena en el cuadro que os pongo como ilustración a esta humilde entrada. Hombre justo era el de Santiponce y ni siquiera con la prisa de la guerra dejó de serlo.

sábado, 6 de enero de 2024

LOS ESTRELLEROS

 


Todos los años, cuando llega la Epifanía del Señor, regreso a la tristeza y la traducción alemana de San Mateo. Hace unos años, os hablaba de die Weisen que es la manera alemana de citar a los Reyes Magos en la traducción magnífica de Lutero. Pero no la única porque, sin ir más lejos, en Mateo 2,1-2, es decir, el Evangelio de hoy,  encontramos el siguiente texto:

         Als Jesus zur Zeit des Königs Herodes in Betlehem in Judäa geboren worden war, kamen Sterndeuter aus dem Osten nach Jerusalem und fragten: Wo ist der neugeborene König der Juden? Wir haben seinem Stern aufgehen sehen und sind gekommen, um ihm zu huldingen.

         La traducción luterana se basa en el texto griego de Mateo:

Τοῦ δὲ Ἰησοῦ γεννηθέντος ἐν Βηθλέεμ τῆς Ἰουδαίας ἐν ἡμέραις Ἡρῴδου τοῦ βασιλέως, ἰδοὺ μάγοι ἀπὸ ἀνατολῶν παρεγένοντο εἰς Ἱεροσόλυμα λέγοντες, Ποῦ ἐστιν ὁ τεχθεὶς βασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων; εἴδομεν γὰρ αὐτοῦ τὸν ἀστέρα ἐν τῇ ἀνατολῇ καὶ ἤλθομεν προσκυνῆσαι αὐτῷ.

Cuya traducción, sin ser hermeneuta ni traductor de Sagradas Escrituras, viene a ser así:

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, he aquí que unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.

         Ya el año pasado no fijábamos en el texto griego en el que vemos la palabra μάγοι que en la Vulgata de San Jerónimo nos aparece como magi, traducción literal del texto griego. Sin embargo, Lutero lo traduce por Sterndeuter (literalmente “intérpretes de estrellas” o “estrelleros” que es la forma antigua castellana para hablar de los astrólogos. En una nota a pie de página del Evangelio en alemán se nos dice:

Das mit “Sterndeuter” übersetzte griechische Wort (mágoi) bezeichnete zunächst die Mitglieder einer persischen Prieterkaste, die sich mit Sterkunde und Astrologie befassten, sodann allgemein babylonische uns sonstige Astrologen. Sie wirkten oft als Berater von Königen, Fürsten und reichen Leuten.

         Aunque mi alemán, como el de Bogart en Casablanca, está muy oxidado y además no soy hermeneuta y sí soy dual o bipolar (sic dixit mihi puella hermeneuta de cuius nomine non volo calentare cascos), os dejo esta traducción de la nota a pie de página:

La palabra griega (mágoi), traducida como “astrólogo”, inicialmente se refería a los miembros de una casta sacerdotal persa que se ocupaba de la astronomía y la astrología y, de una manera general,   a los astrólogos babilónicos y de otro tipo. A menudo actuaban como asesores de reyes, príncipes y gente rica.

Bueno pues con esto me conformo por este año.