viernes, 12 de enero de 2024

LA JUSTICIA DE TRAJANO

 


Cuentan las viejas crónicas, más en concreto Dion Casio que, por cierto, nada tiene que ver con los relojes de ese mismo nombre que lo reciben del fundador de la marca, el japonés Kashio Seisakujo, que Trajano, “nuestro emperador” nacido en Itálica, era un hombre amante de la justicia, pero que en una ocasión, una viuda, se llegó a él, justo cuando iba a salir en campaña, para pedirle que hiciera justicia por su hijo asesinado. Trajano, con prisa por la guerra, le dijo a la pobre madre que se esperara a que regresara del combate, pero la madre, apenada por la muerte del hijo, no pudo por más que rogarle que no se marchara a combatir sin antes haber hecho justicia en el caso de su hijo pues podía darse el caso de que no regresara del frente y que, por tanto, su hijo no recibiera la justicia que merecía. Trajano, no sabemos si, como aquel juez del Evangelio que acabó atendiendo a la viuda para que lo dejara tranquilo, pese a la urgencia de su partida, sacó un momento para resolver el doloroso caso de la afligida madre.  El Dante lo recoge en su Divina Comedia, Purgatorio, X, 73 – 94 y mi muy querido Delacroix recrea la escena en el cuadro que os pongo como ilustración a esta humilde entrada. Hombre justo era el de Santiponce y ni siquiera con la prisa de la guerra dejó de serlo.

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