Tendría
que contaros tantas cosas de Enid Blyton que no valdría la pequeña entrada a la
que tiene que ajustarse un blog. Tan sólo deciros que muchas tardes de mi
infancia las pasé leyendo las aventuras de los
cinco. Vamos a ver si recuerdo sus nombres: Julián, Dick, Ana, Jorge (que
en realidad era una chica y se llamaba Georgina) y el perro Tim. Un día, llegó
una visita un tanto pesada a casa y aquel niño que leía mucho porque era solo y
no tenía hermanos con quienes jugar se zampó un libro completo. Cuando ese niño
se hizo mayor, escuchó algunas estupideces sobre tan gran escritora que no
quiere recordar ahora. Lo que sí afirma ese niño que ya se hizo mayor es que,
algún día, le gustaría visitar la isla
Kirrin, irse con los cinco al cerro
de los contrabandistas o recorrer media Inglaterra en un carro tirado por un
caballo mientras Julián canta a voz en cuello (todavía me acuerdo de la
expresión) alguna alegre canción. Que así sea.
domingo, 31 de marzo de 2013
MI SEÑOR FEUDAL EN LITERATURA
Díxenlle á rula:Pase miña señora;
E foise polo medio e medio do outono
por entre as bidueiras, sobre o río.
O meu anxo da garda, coas azas sob o brazo dereito,
na man esquerda a calabaciña da auga,
ollando a rula irse, comentóu:
-Calquera día sin decatarte do que fas dices: Pase miña señora¡
e é a alma tua a quen despides como un ave
nunha mañán de primavera
ou nun serán de outono.
E foise polo medio e medio do outono
por entre as bidueiras, sobre o río.
O meu anxo da garda, coas azas sob o brazo dereito,
na man esquerda a calabaciña da auga,
ollando a rula irse, comentóu:
-Calquera día sin decatarte do que fas dices: Pase miña señora¡
e é a alma tua a quen despides como un ave
nunha mañán de primavera
ou nun serán de outono.
LA LUZ LEVANTINA
Por
Gabriel Miró siempre he sentido una gran devoción y fue de mis primeras
lecturas. Recuerdo siempre con emoción y con gran gozo estético sus Figuras de la Pasión del Señor , Nuestro padre san Daniel , El
obispo leproso, El libro de Sigüenza, El
abuelo del Rey y casi todo el resto de su obra pues hace unos años su
lectura me llenaba muchas tardes. No lo recuerdo como un gran narrador, pero sí
como un gran escritor. Sus obras son como una colección de diapositivas llena
de la hermosa luz levantina. Probablemente ya no esté de moda, pero yo os lo
recomiendo si gustáis de la buena literatura, de esa que no aparece en esa
sección tan terrible de los suplementos literarios que son “los más vendidos”.
sábado, 30 de marzo de 2013
EL PROBLEMA DE LA HABITACIÓN DE RUY BELO
Desde
que tengo este humilde blog, le debía a Ruy Belo, uno de los más importantes
poetas en portugués del siglo XX, esta entrada. Hice una traducción de O
Problema da Habitação que me publicó
mi buen amigo Paco en su Editorial Sequitur. Si no lo habéis leído nunca, os lo
recomiendo pues es un gran poeta. Como ejemplo de su poesía, os presento este
poema que me parece de los más hermosos de él:
LA MANO EN EL ARADO
Feliz aquel que administra sabiamente
la tristeza y aprende a repartirla entre los días
Pueden pasar los meses y los años nunca le faltará
la tristeza y aprende a repartirla entre los días
Pueden pasar los meses y los años nunca le faltará
Qué triste es envejecer a la puerta
entretejer en las manos un corazón tardío
Qué triste es arriesgar en humanos regresos
el equilibrio azul de las extremas mañanas de verano
a lo largo del mar que nos transborda
en el demorado adiós de nuestra condición
Es triste en el jardín la soledad del sol
verlo desde el rumor y las casas de la ciudad
hasta una vaga promesa de río
y la vida pequeñita que se concede a las uñas
Mas triste es que tengamos que nacer y morir
y que haya árboles al final de la calle
entretejer en las manos un corazón tardío
Qué triste es arriesgar en humanos regresos
el equilibrio azul de las extremas mañanas de verano
a lo largo del mar que nos transborda
en el demorado adiós de nuestra condición
Es triste en el jardín la soledad del sol
verlo desde el rumor y las casas de la ciudad
hasta una vaga promesa de río
y la vida pequeñita que se concede a las uñas
Mas triste es que tengamos que nacer y morir
y que haya árboles al final de la calle
Es triste ir por la vida como aquel
que regresa y entrar con humildad engañados muerte adentro
Es triste en el otoño llegar a la conclusión
de que el verano era la única estación
Pasó el viento solidario y no lo conocimos
y no supimos ir hasta el fondo del verdor
como ríos que saben dónde encontrar el mar
y con qué puentes con qué calles con qué gentes con qué montes convivir
a través de palabras de un agua ya dicha para siempre
Pero lo más triste es recordar los gestos del día siguiente
que regresa y entrar con humildad engañados muerte adentro
Es triste en el otoño llegar a la conclusión
de que el verano era la única estación
Pasó el viento solidario y no lo conocimos
y no supimos ir hasta el fondo del verdor
como ríos que saben dónde encontrar el mar
y con qué puentes con qué calles con qué gentes con qué montes convivir
a través de palabras de un agua ya dicha para siempre
Pero lo más triste es recordar los gestos del día siguiente
Triste es comprar castañas después de la
corrida
entre el humo y el domingo en la tarde de noviembre
y tener como futuro el asfalto y mucha gente
y detrás la vida sin ninguna infancia
volviendo a ver todo esto un tiempo después
La tarde muere a lo largo de los días
Es muy triste andar entre la ausencia de Dios
entre el humo y el domingo en la tarde de noviembre
y tener como futuro el asfalto y mucha gente
y detrás la vida sin ninguna infancia
volviendo a ver todo esto un tiempo después
La tarde muere a lo largo de los días
Es muy triste andar entre la ausencia de Dios
Pero, poeta, administra la tristeza con
sabiduría
RUY BELO
(Del libro ‘El problema de la habitación’.
Ediciones sequitur. Madrid, 2009.
Traducción de Luis González Platón.
Presentación de Pedro Serra)
(Del libro ‘El problema de la habitación’.
Ediciones sequitur. Madrid, 2009.
Traducción de Luis González Platón.
Presentación de Pedro Serra)
miércoles, 27 de marzo de 2013
CARLOS AGANZO Y EL AMOR
UN POEMA DE AMOR
Este poema de amor tiene mucha importancia para mí, pero
tampoco lo voy a contar todo en mi blog como si fuera, que Dios no me tenga en
cuenta lo que voy a escribir, un plató de Telecinco. Es un mix de varios poemas
del entonces director del Diario de Ávila y hoy flamante director de El Norte
de Castilla, Carlos Aganzo. Si no os gusta, le enviáis una carta al director.
Ya no me busques más, no les preguntes
por mí a
las criaturas de la calle
y
siéntate conmigo
y mírate
en mis ojos
y
reconócete de nuevo entre mis brazos,
que a tu
lado me quedo,
que en tu
corazón me instalo y me abandono,
porque yo
también
tengo miedo
a la intemperie y te necesito
arder de
amor, arder en esta casa
hasta que
pase el invierno
y sea de nuevo
la luz en nuestra alcoba.
No me
dejes mirar más el horario de los trenes.
Me quedo
en esta hora de la tarde
en que el
aire se abre a la frescura
y las
espigas.
Me quedo
en esta hora con los pájaros,
caminado
hacia ti,
que
esperas sin urgencia
sobre el
mismo pretil del horizonte.
Amor es
la única palabra
que no
derriba el viento de las horas.
Carlos
Aganzo
martes, 26 de marzo de 2013
MIS AMIGOS LOS RUSOS
EL
JINETE DE BRONCE
Un pobre funcionario llamado
Eugenio, en medio de la gran inundación que asoló San Petersburgo en 1824,
pierde a su novia y, loco de dolor, se encara con la estatua del zar, el
monumental grupo escultórico de Maurice Falconet. En su locura, cree que la
estatua lo sigue y acaba en la isla de Goloday en donde encuentra el cadáver de
su desgraciada novia. Un poema de Pushkin que destila alma rusa por los cuatro
costados y que acabé de leer hace un par de días. Tan sólo por el fantástico
exordio que es un canto a la ciudad baltica merece la pena acercarse hasta su
texto. Os copio el comienzo del poema que podéis encontrar en Hiperión con
traducción, notas y texto bilingüe de Eduardo Alonso Luengo. Ya sabéis de mi
gran afición por la literatura rusa pues he publicado en este blog algunas entradas
sobre escritores rusos y espero seguir publicando cosas de estos grandes
literatos que escribieron y escriben en la santa Rusia que fue y ahora
patrimonio de los grandes mafiosos y de multimillonarios horteras que
posiblemente son la misma asquerosa cosa.
A
la orilla de las desiertas olas
en
grandiosos designios ocupado
se
hallaba ÉL, mirando hacia lo lejos.
Ante sus
ojos se ensanchaba el río
por el
que un pobre esquife navegaba.
Aquí y
allá cabañas miserables,
abrigo de
los pobres finlandeses,
cubrían
las riberas pantanosas,
y bosques
ignorados por los rayos
de un sol
siempre escondido entre la niebla
por
doquier resonaban.
sábado, 23 de marzo de 2013
DESDE UNA TIERRA EN LA QUE HAY PALMERAS
Aquella mañana, el cielo gris
nos precedía.
Entramos en la casa,
íbamos recogiéndote
de todas y cada una de las cosas.
Íbamos arrancándote
de todas y cada una, cuidadosamente,
para no romperte más del todo.
Allí estabas, seguías…
Un silencio pesado, plomizo
se volcaba sobre nosotros,
como losa que impidiera
cada uno de nuestros movimientos.
Y llovía…
Idas y venidas,
e íbamos dejando algo de todo
lo que tú sellaste indeleblemente
marcado. Era el momento.
Y llovía…
Allí dónde viviste tus últimos sueños,
allí ,donde cada mañana
el sol venía a visitarte
acariciando los cristales,
todo era muerte.
Una enorme borra de muerte
lo cubría todo, anunciaba
que allí, en el sur,
cerca del mar, hace tiempo
que tú ya sabías que habías muerto.
.
.
.
.
nos precedía.
Entramos en la casa,
íbamos recogiéndote
de todas y cada una de las cosas.
Íbamos arrancándote
de todas y cada una, cuidadosamente,
para no romperte más del todo.
Allí estabas, seguías…
Un silencio pesado, plomizo
se volcaba sobre nosotros,
como losa que impidiera
cada uno de nuestros movimientos.
Y llovía…
Idas y venidas,
e íbamos dejando algo de todo
lo que tú sellaste indeleblemente
marcado. Era el momento.
Y llovía…
Allí dónde viviste tus últimos sueños,
allí ,donde cada mañana
el sol venía a visitarte
acariciando los cristales,
todo era muerte.
Una enorme borra de muerte
lo cubría todo, anunciaba
que allí, en el sur,
cerca del mar, hace tiempo
que tú ya sabías que habías muerto.
.
.
.
.
martes, 19 de marzo de 2013
UN TEÓCRITO EN ASTURIAS
He vuelto a leer en estos días
otra novela de don Armando Palacio Valdés, Sinfonía
pastoral. ¡Qué bonita novela, un Idilio
de Teócrito en las montañas
asturianas! La historia es simple, pero la felicidad, el candor, la bonhomía se
respira en cada página. ¡Hasta los guardias civiles son buenos y no hacen nada
más que asustar a los recios mozos asturianos! Si Longo la hubiera leído,
seguro que le hubiera gustado. Las notas
de don Francisco Trinidad son acertadísimas y su prólogo, un prodigio de
conocimiento literario y de la tierra de Laviana. Ediciones como ésta del
Centro de Interpretación de Palacio Valdés del Ayuntamiento de Laviana hacen justicia a un escritor que parece estar
injustamente olvidado o postergado por otras maneras de escribir que son tan
válidas como la del escritor de Entralgo. Os la recomiendo si queréis pasar un
buen rato y disfrutar del paisaje de las montañas de la cuenca del Nalón.
domingo, 17 de marzo de 2013
VELEROS EN EMPOPADA
Esta misma mañana he terminado de leer Olas y cantiles, el primer libro que publicó el poeta de Comillas, Jesús Cancio. Es un libro que, como
decía Borges de la Odisea, cuando lo abres, te salpican las olas del mar. La
edición de Cantabria tradicional está muy cuidada y hasta las letras son azules
como el Cantábrico. Es un poeta muy poco conocido, pero merece la pena su lectura.
Es como asomarse al mar y sentir los maretazos y ver los veleros en empopada.
Es sentirse y sentarse frente al Cantábrico.
¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?
Unas
muy cultas notas de Inés Mogollón al Réquiem de Guerra de Benjamin Britten han
resucitado mi interés por John Donne, el gran poeta inglés. Había leído sus Sonetos y canciones y sus Elegías en la soberbia traducción de
Gustavo Falaquera, un pseudónimo del gran Jesús Munárriz. Inés, saca a colación
un fragmento de la meditación XVII, muy famosa porque sirvió para dar título a una
nóvela de Hemingway. Pero lo de don Ernesto es otra historia y no me quiero
desviar del tema. Si las queréis leer, las ha publicado en Ariel con prólogo de
Vicente Campos y traducción de Ascensión Cuesta. Merece la pena este “diario de
una enfermedad” que John Donne nos narra con su elegante prosa. El único reparo
que le pongo es el título en castellano que es Meditaciones en tiempos de crisis , muy oportuno sin duda para los
tiempos que corren, pero, según el poco inglés que sé, con poco que ver con el
título original: Devotions upon emergent
occasions. En fin, aprovechando que el Pisuerga pasa por Pucela…
Ahí os
van los versos que tanta fama le dieron al escritor, boxeador, cazador y
tomador de mojitos:
“Ningún hombres es una isla,
completa en sí misma; cada hombre es un pedazo de continente, una parte del
todo; si el mar se lleva un trozo de tierra, Europa mengua, como si fuese un
promontorio, como si fuese la casa solariega de tus amigos o la tuya: La muerte
de cualquier hombre me disminuye, pues soy parte de la humanidad. Y por lo
tanto nunca ,mandes a nadie preguntar por quién doblan las campanas, pues
doblan por ti.”
ULTIMA NECAT
Poco
os he hablado de este poeta cordobés nacido en 1923 que, a decir de Jaime
Siles., “es el poeta español más europeo del siglo XX. Es, además de un gran
poeta, un gran traductor del francés cuyas traducciones marcan un antes y un
después. Ya, en el otoño, leímos la magnífica traducción de Miloscz, el poeta
lituano, que publicó en su día Ediciones Devnir. También tradujo de manara
magistral a Saint John Perse. Pero ahora de lo que quiero hablaros es de su
último libro, Ultima necat, un
poemario que es el último, por el momento, de una producción muy amplia. Si no se le conoce más, es porque
Álvarez Ortega es ajeno a todo tipo de cenáculos y camarillas y lleva una
producción poética digna y solitaria. Como muestra, valga este poema con el que
se abre el ya citado poemario:
Era
sombra al final del día, el oculto clamor de
una edad
que con indolencia despertaba entre las pie-
dras de
la casa.
Buscaba
la imagen de un conjuro anterior, cuando.
el
sosiego dejaba escrita su claridad en los cuerpos que
conocieron
su gloria.
Residuo
de una leyenda desleal, égloga perdida, su
vivir fue
como si mi mal, con pasión, en él no hubiera
hecho su
residencia.
Y así
cayó cuando el tiempo acaba, estero de luto,
lágrima
de un alma errante que se acoge a la gesta de un
oscuro
naufragio.
jueves, 14 de marzo de 2013
BUTES
PASCAL QUIGNARD Y BUTES
Butes es un personaje secundario en la mitología, pero de
gran interés. Compañero de Jasón en la nave Argos, Butes, al oír el canto de
las sirenas tiene una actitud distinta
de Orfeo: en lugar de ponerse a cantar como el héroe tracio para, en definitiva,
evitar el canto animal de las sirenas
y contraponer el canto racional,
Butes se lanza al agua y se entrega a las mujeres pájaro. Lo cuenta muy bien
Quignard, el culto y buen escritor francés, cuyas novelas, si es que se les
puede llamar así, nunca nos defraudan y siempre nos sorprenden, en Butes, una muy buena lectura que nos
ofrecen las ediciones mejicanas Sexto piso. A tener en cuenta.
miércoles, 13 de marzo de 2013
PALACIO VALDÉS Y EL IDILIO DE UN ENFERMO
OTRA
VEZ A VUELTAS CON PALACIO VALDÉS
He terminado hace poco la lectura muy amena e interesante
de El idilio de un enfermo del asturiano
de Entralgo, Armando Palacio Valdés. Como todo lo suyo, me ha gustado bastante
y me ha hecho pasar buenas tardes de marzo con la prosa limpia y “natural” del
escritor de Laviana. Además, la edición del Centro Interpretación de Armando
Palacio Valdés, con prólogo y notas de Francisco trinidad está muy cuidada
aunque adolece de algunas erratas en el texto. Buen cuerpo de letra y buena
presentación se añaden al cariño que ha puesto el editor en su obra. Me
argumentaréis que el tema de la novela es muy tópico – el madrileño que se cura
de sus males en las bondades del campo-, pero Palacio Valdés narra muy bien y
lleva la novela hasta un final que tampoco esperamos. Os la recomiendo. De don
Armando siempre se saca algo bueno, especialmente, ese optimismo y esas ganas
de vivir que destilan sus novelas por no mencionar esa descripción tan
conseguida del paisaje asturiano.
lunes, 11 de marzo de 2013
EL POETA DEL FRÍO
EL POETA DEL FRÍO
He terminado hace un par de días la lectura de Arden las pédrdidas, el penúltimo libro
de Antonio Gamoneda. Antes leí su Libro
del frío, en aquellas tierras frías de Ávila en donde lo conocí en aquellos
lunes literarios que organizaba el poeta José María Muños Quirós. No hace mucho
también leí su último libro, Canción
errónea, y, también en las tierras abulenses, la antología que publicó en
tiempo Cátedra. Su lectura es encontrarse, como dice Saúl Yurkievich, con un
verbo prieto y denso “como
salido apenas del silencio para quedar con él, para volver a él ni bien se
profiere, verbo como desprendido del erial, de la contemplación de un paisaje
desolado, como nacido de la fría extensión para dejar su melancólica constancia
del despojamiento (…) La poesía de Antonio Gamoneda tiene la desnudez de la
existencia.” Toda una aventura que os recomiendo para estas tardes de marzo en
que la primavera ya comienza a apuntar en los almendros del camino de Herrera.
Y para empezar, os propongo el poema con el que se abre Arden las pérdidas:
La
luz hierve debajo de mis párpados.
De un
ruiseñor absorto en la ceniza, de sus negras entrañas
musicales, surge una tempestad. Desciende le
llanto a las
antiguas
celdas, advierto látigos vivientes
zón.
Todo
es presagio. La luz es médula de sombra: van a morir
los
insectos en las bujías del amanecer. Así
lunes, 4 de marzo de 2013
EUDORA WELTY
LOS
CUENTOS DE UNA MUJER DEL SUR
Ayer acabé la lectura de los Cuentos completos de Eudora Welty, una
lectura para tomarla con clama, sin prisas, casi como se bebe un licor. Hay
cuentos difíciles, pero la lectura de Welty es siempre apasionante. Eso sí, os
repito que no tengáis prisa en acabarlos: eso iría contra el espíritu del sur.
Como muestra de su estilo, os copio un párrafo:
“Con el
vuelo del pájaro las orejas del caballo de carreras se aguzaron, y los ojos de
las dos monturas se inundaron de las tenues luces del atardecer, un instante
después se reflejaron también en los
ojos de los hombres mientras miraban hacia el oeste en dirección a la garza, y
todos los ojos parecieron imbuidos de una suerte de fiereza”
Eudora Welty. Cuentos
completos. Página 306.
Ediciones Debolsillo.
Barcelona 2010.
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