Desde
pequeño, Villalpando, la hermosa ciudad zamorana que cuenta con esa bellísima
puerta que es la de San Andrés y que es patria chica de un gran torero, Andrés
Vázquez,- que todavía en julio de 2012 le cortaba un rabo a un Victorino en el
L aniversario de su alternativa demostrando que con ochenta años aún queda vida
y arte, tenía el aliciente de los Feos, esas pastas duras y dulces que mis
padres compraban en la gasolinera de la entrada. Siempre que voy a Villalpando,
en esa hermosa Tierra de Campos zamorana, me traigo una caja de Feos para casa.
Para mí, los mejores son los de La Concepción, una confitería de las hermanas
Burgos que está en la Plaza Mayor y que, por larga tradición familiar, las
llevan haciendo desde 1850. Su fórmula es secreta, pero se basa en almendra,
azúcar, harina y huevo. A algunas personas les gustan mojadas en el café, pero
yo las prefiero “ a pelo”. Además estoy convencido de que son el secreto de la eterna
juventud del maestro Andrés Vázquez.
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