Comprendo que no conozcáis a
Jorge Moya, un poeta español de los treinta, que nació en Humanes de Madrid, pero
que es el gran cantor de La Alcarria. Ramón de Garciasol, al que le he dedicado
algunas entradas en este blog, lo tuvo de profesor en el Liceo Caracense, ese
bello palacio con un patio azulejado en aquellas mañanas juveniles de café con
churros en la parada del Auto Unión. Pues resulta que Moya compuso un libro de
poemas que se llama Cármina en el que
canta a los pueblos recios de la Alcarria y por el que desfilan Hita, el del
Arcipreste, Mandayona o Atienza, que es de Segovia, pero que toca en los
llamados pueblos negros de Guadalajara. Me recuerda Moya en ocasiones a mi
Marqués de Lozoya, pero tengo que confesar que mi querido Juan de Contreras es
mejor poeta, más hondo y, por momentos genial. Ya sabéis que se retiró de la
poesía y se dedicó a sus clases porque consideró que él no podía igualarse, ni
acercarse siquiera a la generación del 27. Don Juan era, como todos los grandes
sabios, un hombre muy humilde. Me gustan estos poetas con sabor a pueblo, a
tierra mojada, a tormenta en la lontananza. Y cuando los leo, me acuerdo de
Pepín Folliot, el gran Pepín al que gustaban estos poetas con sabor de la
tierruca. Los que leen tan sólo a los reyes del premio amañado, por favor, que
se abstengan. gracias.
¿Atienza de Segovia? "En jamás de los jamases", que decían antaño por allí. Perteneció en el Antiguo Régimen a la provincia fiscal y luego a la Intendencia de Soria y desde la división de Javier de Burgos, a la provincia de Guadalajara.
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