Me he metido entre pecho y
espalda este libruco sobre Beato de
Liébana que ha escrito un medico
radiólogo de Santander que se llama Roberto Lavín Bedia y, si el doctor Lavín
revisa con tanta minuciosidad las radiografías de sus pacientes, están éstos de
enhorabuena porque Lavín Bedia hace un estudio detallado, no sólo de la figura
de Beato, el monje de Aniezo, sino de la circunstancia política e histórica en
la que vivió. En mi Antifonario de la
Liébana, libro que apenas ha leído nadie, pero que merece la pena leer,
tengo un poema sobre Beato y Adosinda, la reina astur que se enclaustró a la
muerte de su esposo, el rey Silo, aquél que se llevó a Pravia la corte. Sin
embargo, de lo que quiero hablaros es de la tesis principal de este libro:
Beato fue un personaje fundamental no sólo para la religión católica con su
defensa de la verdadera naturaleza filial de Jesucristo frente al adopcionismo
de Elipando que era más políticamente correcto con el invasor musulmán, sino
también para la cultura occidental pues, gracias a él, Santiago se convirtió en
patrón de las Españas bien es cierto que porque le interesaba a Alfonso II
fortalecer su poder, pero no vamos a entrar en detalles y diré tan sólo que así
fue. Y tras Santiago vino su camino y por aquel camino nos vinieron los
monasterios y por esos monasterios la cultura del Románico y el Gótico y hasta
el vino que bebemos en las comidas. Y claro, al final de ese camino nació una
ciudad que, si es lo que es hoy en día, se lo debe a que alguien “encontró” la
tumba del apóstol en aquel Campus Stellae ( no entro en el detalle de que si lo
que vieron fue un fuego fatuo y, de ahí, de comburere,
vendría Compostela porque le daría una alegría al parvo del alcalde
compostelano). Y vinieron peregrinos, y se construyó una catedral, y una
universidad y hasta vino la tuna y el señor que vende el pajarito en la plaza
del Obradoiro al que conozco desde mi más tierna infancia. ¡A ver si ya se
entera de una vez el ya mencionado alcalde compostelano y acude, aunque sea por
educación, a la Misa del santo! Y si no, pues que desmonte el chiringuito y regresemos
todos al basurero. Dixit.
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