El dominico
Diego de Hojeda nació en Sevilla en 1570. Se debió de marchar muy joven a las
Indias porque profesó en Lima en 1591. Hombre culto, poeta en castellano y en
latín, fray Diego compone su Cristiada,
poema épico sobre la pasión de Cristo, hacia 1596. La obra, dedicada al Marqués
de Montesclaros que, a la sazón, era virrey del Perú, consta de 1974 octavas
reales en las que se cuenta la Pasión de Jesucristo. Parece que tomó su
inspiración en Torcuato Tasso y en un poema en latín llamado Christias compuesto por Girolamo Vida.
Su lectura me ha resultado altamente gratificante y se ve en el dominico un
dominio grande de las figuras retóricas y en la versificación (por ejemplo, usa
el endecasílabo sáfico para “aquietar” la acción). Obra difícil de encontrar
porque no corren buenos tiempos para la épica y menos aún si se trata de
Cristo, conseguí de viejo un ejemplar editado por la Ordo Praedicatorum en
Caleruega, allí donde nació su santo fundador, Santo Domingo de Guzmán. Hay que
adentrarse en el libro sin prisa, saboreando la escritura de Hojeda que, por
otra parte, no es complicada. Diego de Hojeda murió en Huánaco de los
Caballeros, Perú, en 1615. Tan sólo tenía cuarenta años.
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