Cuenta Plinio el Viejo en su Historia Natural , Libro
IX, capítulo IV, lo que sigue:
Tiberio principi nuntiavit
Olisipoensium legatio ob id missa, visum auditumque in quodam specu concha
canentem Tritonem qua noscitur forma. et Nereidum falsa non est, squamis modo
hispido corpore etiam qua humanam effigiem habet. namque haec in eodem spectata
litore est, cuius morientis etiam cantum tristem accolae apparere exanimes Nereidas scripsit.
Que en castellano dice:
Al emperador Tiberio le anunció una embajada de
Olisiponenses, enviada para este fin se había visto y se había escuchado en una
cueva a un Tritón que, con su aspecto habitual, estaba tocando una caracola. Y
no son una falsedad las Nereidas, con su cuerpo áspero cubierto de escamas
incluso en la parte que tienen forma humana. Pues también en esta misma costa
se ha visto a una, cuyo triste canto de agonía los habitantes escucharon a lo
lejos y un legado de la Galia, en tiempos del divino Augusto, dio testimonio de
que muchas Nereidas aparecen muertas en la costa.
En este texto tenemos que decir, como improvisadas notas a
pie de página, que Olisiponenses eran
los antiguos lisboetas y que las Nereidas son como denomina Plinio el Viejo a
las sirenas.
Y perdonadme si os escribo esta pregunta que me hago: ¿No
serían estas sirenas cantadeiras las
primeras fadistas? ¿No sería ese Tritón, antes de que llegaran a tierras lusas as guitarras su primer acompañante?
Quizás el antecedente de Lucia do Carmo, de Amalia o de Argentina Santos esté
en estas pobres sirenas que morían en
la playa con un triste canto de agonía en su boca. Lo propongo a mis hermanos
portugueses para una nueva historia del Fado.
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