Hace unos años tuve la inmensa fortuna de leer un libro maravilloso que
se titula El santero de San Saturio y
que, si no es uno de los grandes libros de la literatura universal, sí que es
uno de esos libros que llevo en mi corazón. Gaya Nuño, el soriano de Tarcuende,
escribió este libro, seguramente desde su piso en la calle Ibiza de Madrid,
destilando tanto amor por su tierra natal que yo recomendaría a cualquiera que,
a demás de comerse unos torreznos en El Portillo, se lea este libro cuando visite
la ciudad castellana, cabeza pura de Extremadura, o que se lo lea antes en su
casa sin los torreznos del Portillo. Gaya Nuño tiene una vida triste: su padre
fue asesinado durante el "alzamiento nacional" y él también sufrió
las consecuencias de haber sido republicano. Eso no le impidió escribir de arte
como pocos han escrito en España y, quizás en un momento de añoranza de su
tierra natal, escribir ese libro que se debería vender en las tiendas de
recuerdos junto a torreznos, mantequilla y caballitos celtibéricos. Sin embargo, no haría justicia a José María,
el sabio de Ávila, si me callara que fue él el que me habló por vez primera de
Gaya Nuño y me recomendó la lectura del “santero”. Por cierto, que la receta de
los escabeches sorianos que me hago en casa algunas veces con la materia prima
magnífica que me proporcionan los hermanos Enjuto de Laguna de Duero me la “contó”
el señor Gaya. Hay que revelar las fuentes pase lo que pase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario