Era un 24 de noviembre de 1931, en el pueblo de Muñeca de la
Peña, un municipio dependiente de Guardo en esa carretera que lleva desde la
capital del Alto Carrión a Cervera de Pisuerga, donde nació el maestro Claudio
Prieto. Con tan sólo dieciséis años fue para El Escorial en donde estudió con
el gran musicólogo agustino Samuel Rubio. En 1960, obtiene una beca de
intercambio Cultural del Ministerio de
Asuntos Exteriores que le permite acudir a los Cursos Superiores de
Perfeccionamiento que se impartían en la Academia Nacional
Santa Cecilia de Roma. Durante los tres años siguientes, tuvo como maestros a Goffredo Petrassi, Bruno Maderna y Boris Porena. Al acabar la
formación recibió el Diploma de Estudios Superiores de Perfeccionamiento de la Academia y regresó a
España. En 1967, participó en los Cursos Internacionales de Darmstadt (Alemania) con los
profesores György Ligeti, el gran
compositor húngaro, Karlheinz
Stockhausen, y Earle Brown,. No era, tal y como podemos ver, un mal bagaje para
un joven de treinta y tres años. Su consagración vendría con su conocidísima Solo a solo para flauta y guitarra.
Sería el principio de numerosos éxitos: El
Fandango del Padre Soler en versión libre, Tres sinfonías, un Concierto
de amor para violonchelo y orquesta y dos obras muy especiales: Peñas arriba, basada en la novela de “mi
Pereda” y en la que el compositor une su montaña palentina con la montaña de
Cantabria, y el Himno a Guardo, su
pueblo, en cuyo estreno participaron la
Coral vaccea (de la capital del Carrión) y la Coral de Guardo. Esa fecha tan
emocionante fue un 30 de diciembre de 2001 (hay un vídeo en Internet:
en Guardo, el maravilloso lugar en donde Claudio
vio la luz y en donde tocó en su banda. Guardo merece una entrada aparte en la
que tendría que demorarme en sus paisajes de la montaña y en ese Carrión joven
que acaba de nacer en Fuentes Carrionas. Como es lógico, se le puso su nombre
al Instituto de Guardo. ¡Qué menos se merecía tan grande músico palentino! Pero
he te aquí que un buen día, los políticos que manejan la educación consideraron
que había que modificar “ la estructura organizativa de los centros de
Secundaria en la Montaña Palentina” y el nombre de Claudio Prieto, que aún
estaba con vida y que coleaba, se “cayó” del Instituto de su pueblo. Ahora se
llama IES “Guardo”. Todo un alarde de imaginación. Como me gusta contar las
historias completas, os diré que en Guardo había dos Institutos: El Señorío de
Guardo y el Claudio Prieto; que se hizo una fusión y que se nombró al instituto
resultante como IES de Guardo. Toda una proeza. ¿Qué sentiría el maestro cuando
se enterara de que el Instituto de su pueblo había “perdido su nombre”? Don
Claudio murió en 2015, dos años después de que se perpetrara este atropello.
Pero es que no se puede pedir peras a un olmo (con y sin grafiosis).
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