Ana
Santos Torroella nació en Portbou en 1911. A los catorce años se vino para
Pucela en donde estudió con el pintor italiano Cellino Perotti y fue cuatro años después, con dieciocho, cuando pintó Un mundo, su cuadro más famoso, que
representa un planeta extraño que ella siempre decía que había tomado modelo de
Valladolid. (Que Valladolid es un planeta extraño ya lo hemos descubierto
muchos hace bastantes años…), Lorca, Guillén,
Gómez de la Serna, Juan Ramón - y otros
más que no cito para no alargar en exceso la entrada-, hablaron maravillas de ella. En 1933, se
trasladó a Barcelona en donde se casó con Emilio Grau Sala y allí le nació su
hijo Julián. Cierto es que, tras el nacimiento de su hijo, Santos Torroella dejó el arte en un segundo
plano para dedicarse a su hijo, pero también es cierto que su pintura de oscuro
cromatismo chocaba de frente con el Noucentisme catalán. Sea lo que fuere,
Ángeles dejó de hace esa pintura suya tan expresionista y todos sus cuadros se
nutrieron con paisajes, retratos y marinas. Cuando falleció, un 3 de octubre de
2013, hace nada, parece que nadie se acordaba de la gran pintora que fue, no
sólo hasta los años treinta, sino también hasta el fin de sus días. El hecho de
que Ángeles, por las razones que fueran, cambiara su estilo no le resta mérito
ninguno al total de su obra. Si se dedicó durante más de setenta años a una
pintura “menor”, no implica que este “pecado” deje fuera de la historia del
arte español los cuadros de cuando era una jovencita. Su cuadro Un mundo, con esa representación tan
personal de la ciudad del Pisuerga es todo un ejemplo de lo que Santos Torroella fue y no dejó de ser nunca.
Admiradlo y luego me contáis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario