Hablar de don Pedro Laín Entralgo no está de moda
como la mayoría (gratias Deo ago) de
las entradas que escribo. Don Pedro nació en un pueblecito de Teruel, Urrea de
Gaén, en 1908. Doctor en Medicina y en Ciencias Químicas, Laín es el modelo de
médico humanista que se está perdiendo en todo el mundo porque la medicina ha
olvidado que aunque es una techné
tiene también mucho de lógos iatrikós
o palabra curadora. Laín, que era discípulo de Xavier Zubiri, otro que también
está pasado de moda para el analfabetismo reinante, escribió un libro que voy
leyendo despacio porque ni soy médico ni filósofo y tengo que ir asimilando lo
que el maestro va desgranando en El poder
curativo de la palabra. El conocimiento de Laín sobre el Corpus Hipocraticum y sobre los autores
griegos en general (de los que, modestamente, sí que sé un poco) es enorme.
Desconozco su capacidad clínica, pero la faceta intelectual de este médico
turolense me parece envidiable. Con toda
justicia, le concedieron el Premio Príncipe de Asturias en 1989, doce años
antes de que falleciera en Madrid en el 2001. Los de siempre, para fastidiar, cuentan que
Laín fundó Escorial junto con Dionisio Ridruejo, que dirigió la Editora
Nacional, - esa editora tan del Régimen
que publicaba en ella Agustín García Calvo- , o que llegó a formar parte del
Consejo Nacional de FET y de las JONS. Os puedo decir con toda sinceridad que
me importa un carajo. ¡Mientras no se hubiera sacado los títulos por la Rey
Juan Carlos!
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