Ha
llegado ya Eneas a las costas de Italia y, sobre la hierba, colocan unas tortas
de harina de espelta. Pero vamos
escuchar a Virgilio en la elegante versión decimonónica de don Eugenio
de Ochoa:
Tiéndense Eneas, los principales caudillos y el
hermoso Julo bajo las ramas de un árbol; dispónense la comida, y para ello
colocan sobre la hierba tortas de flor, hacinando luego sobre aquel asiento,
dado por Ceres (así se lo sugirió el mismo Júpiter), multitud de frutas
silvestres. Consumidos estos manjares,
como su escasez los forzase a morder las tortas, a violar con mano y dientes
audaces el círculo de la fatal corteza y a no perdonar sus espaciosos cuadros,
"¡Ay, hasta las mesas nos comemos!", exclamó Iulo, sin hacer nada más
alusión al oráculo
vamos
a ver ese texto en latín:
(…) consumptis hic
forte aliis, ut verteré morsus
exiguam in Cererem
penuria adegit edendi,
et violare manu
malisque audacibus orbem
fatalis crusti
patulis nec parcere quadris:
“heus, etiam mensas
consumimus? inquit Iulius,
nec plura, adluens.
A su vez, resalto este pasaje:
et violare manu malisque audacibus orbem
fatalis crusti patulis nec parcere quadris:
que en mi
traducción, peor que la de Ochoa, dice:
obligó a violar con
la mano y con dientes audaces el círculo
de la torta del
destino y a no perdonar los anchos cuadros.
El circulo es la “base” de pizza y los anchos cuadros – dice Sanz
del Río - , son la parte ancha de la pizza que tiene esa forma para poderla
coger con la mano. Apasionante. ¿O no?
Para que luego digan que el latín es aburrido.
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