sábado, 20 de abril de 2019

PONCIO PILATOS, PREFECTO DE JUDEA


Como estamos en la época propicia, me apetece contaros algo de Poncio Pilatos, un curioso personaje del que todos hemos oído hablar. Hitler dijo de Franco que “estaba en la historia como Pilatos en el Evangelio”, o sea, por pura casualidad, pero no se paró a hacerse un examen personal porque a esas cosas no era muy aficionado el dictador alemán. Pero vamos al tema.  De Pilatos sabemos por Flavio Josefo y por Tácito que lo mencionan como procurator (procurador) o como praeses, gobernador. Sin embargo, con el hallazgo en 1961 de una inscripción oficial, se puede afirmar, tal y como ya sospechaba Hirschfeld, que su cargo era el de praefectus, prefecto, tal y como se puede leer en la inscripción:

[      ]  S TIBERIEUM

PONTIUS PILATUS

[PRAEF]ECTUS IUDAE[A]E

[REF]E[CIT]

 

PONTCIO PILATOS

PREFECTO DE JUDEA

REHIZO ESTE TIBERIEO  (Templo en el que se daba culto a Tiberio)

 

         Nada sabemos, sin embargo, ni de la fecha de si nacimiento ni de la fecha de su muerte, pero sí que conocemos que fue el quinto prefecto de la provincia romana de Judea y que estuvo en el cargo desde el año 26 hasta el 36. Fue nombrado prefecto por Tiberio a instancias de Sejano, prefecto para el pretorio y mano derecha del emperador. Este personaje era un antijudío y, según los historiadores, un personaje de cuidado. Por tanto, Pilatos era de “la cuerda” de Sejano, algo que no dice mucho a su favor. El puesto de mando de la prefectura estaba en Cesarea de Filipo, pero, ante las revueltas de bandas armadas, decidió trasladar la capital a Jerusalén. Las razones de las revueltas eran, principalmente dos: el intento de introducir imágenes del emperador en Judea y la construcción de un acueducto en Jerusalén para cuya obra solicitó dinero del Sanedrín. Al principio, los sacerdotes judíos se negaron, pero acabaron pactando con el romano lo que provocó el más que justificado enfado del pueblo judío. Filón de Alejandría nos dice que “el gobierno de Pilatos se caracterizó por su corruptibilidad, robos, violencia, ofensas, brutalidades, condenas continuas sin proceso previo y una crueldad sin límites”. Vamos, que Pilatos no era un angelito.

         Los católicos lo recordamos cada vez que rezamos el Credo, pero debido a la presencia histórica de la religión católica en el mundo, Pilatos no ha sido ajeno ni  al cine , en el que hay numerosas películas de ésas que suelen poner por la Semana Santa en las que hablan de él, ni tampoco en la literatura. Anatole France tiene un cuento sobre Poncio en su libro de cuentos “El estuche de nácar”; en este breve relato, France nos presenta a un Pilatos que ya no recuerda a Jesús de Nazaret. Sin embargo, es en el Maestro y Margarita, novela de Bulgakov, en donde tiene un encuentro con Jesús de Nazaret y, tal y como narran los evangelios, se acaba entregando a los judíos como tantos soviéticos se lavaron las manos y permitieron los crímenes de Stalin.

         El personaje como veis es muy curioso, pero esto es una entrada de blog y hasta aquí hemos llegado.


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