viernes, 31 de mayo de 2019

JAMÁS HUBO ONCE MIL VÍRGENES




Don Enrique Jardiel Poncela se preguntaba en un libro suyo que si hubo alguna vez once mil vírgenes. Lo que quizás no sabía Jardiel era que nunca fueron once mil las vírgenes mártires, sino once y que todo se debe a un error en el texto que se tradujo. La leyenda habla de santa Úrsula, - un diminutivo de ursa que es  en latín osa-, que a la vuelta de su viaje para ver al papa de Roma al que declaró su firme convencimiento de seguir virgen el resto de sus días, se encontró en Colonia con Atila que no era lo que podríamos decir un caballero. El huno se enamoró de la “otra” y le pidió que, de su grado o mal de su grado, tuvieran un ayuntamiento carnal. Úrsula se negó y con ella once amigas a los que los hunos querían llevarse al catre. Pero he dicho once y no once mil porque el manuscrito latino dice como sigue:

Dei et Sanctae Mariae et XI ipsarum XI m virginum

         La culpable del desaguisado es la “m” que se interpretó como “mil” cuando, en realidad, era la “m” de martyrum, Más claro aún: en donde se había escrito ipsarum XI martyrum virginum se interpretó como ipsarum XI millia virginum. Ambos pasajes, el correcto y el confundido dicen así en castellano:

de las propias once vírgenes mártires (Correcto)

de las propias once mil vírgenes ( Equivocado)

         Entre las once vírgenes estaban Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda, Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britania. Cunegonda o Cunegunda acabó, tal y como conté en su momento, por el monasterio pontevedrés de San Juan de Poyo, el maravilloso lugar gallego en el que habita Rafael Pintos, el ilustre poeta pontevedrés que se hace llamar Vladimir Dragossán. Pero ya me estoy yendo de madre.

EL DIARIO DE K.


         
Llevaba meses dudando sobre si leer o no leer el Diario de K y, al final, lo he leído y, con perdón, me ha gustado y lo he disfrutado. Mis prejuicios eran de orden intelectualoide: si un libro se vende bien, es un libro vulgar, sin valor, de literatura de kiosko. Ya sé que esto es un craso error, pero el que esté libre de pecado en lo que se refiere a tan desgraciado pensamiento que tire la primera piedra. Cierto es que yo contaba con una premisa: la poesía de K.C. Iribarren me gustaba y estaba casi convencido de que su lectura me iba a reportar muy buenos momentos. Pero ¡ay de los prejuicios!

         El Diario de K. es un diario literario que me recuerda al Cuaderno gris, esa obra maestra de mi muy admirado Pla, al que Iribarren lee con fruición y aprovechamiento. En el Diario de K. la vida va pasando, esa vida rutinaria, la vida de la santa Rutina que nos acaba salvando siempre de la muerte. Le he acompañado por Donostia mientras se tomaba un café, mientras acompañaba al Urumea, eso sí, sin decirle que el mar estaba cercano, o nos hemos parado a ver la isla de Santa Clara desde el paseo de la Concha. Luego, nos hemos ido al casco viejo donde está Alkalde, el bar en el que hace ya muchos años entré de la mano de mi abuelo Luis que venía desde Irún o desde Vera de Bidasoa para tomarse unos vinitos y un bocadillito de jamón.

         Cuando comenté su poesía, dije que me gustaba mucho cuando el tipo duro, como el malo de una novela de Chandler, se pone gotxoa y se emociona con el mar, con los pájaros y con las nubes, la única naturaleza que aparece en su obra. Le veo en la foto y hasta le encuentro un cierto parecido conmigo.  Yo creo que don Karmelo se ha dejado barba para ocultar al hombre bueno que esconde con afán porque tanto el bueno como el tonto son los que, al final, se acaban llevando los palos. Gracias, señor Iribarren, por este libro maravilloso y decirle que yo también soy un impenitente lector de Chandler, tanto que frecuento ese Largo adiós que usted visitó cuando estuvo por esta tierra en la que no hay palmeras. Si un día vuelve por Valladolid, podíamos quedar en ese bar tan literario y tomar una caña. Es que a mí, como a usted, también me gusta estar cerca de las catedrales.

LOS MARIQUITAS DEL RÉGIMEN Y DOS GALGOS AFGANOS



Dejadme que os cuente esta historia del Madrid de los setenta que tuve la suerte de vivir en aquella calle de los Hermanos Bécquer en donde vivía, sin ir más lejos, el marqués de Villaverde, su hermano, el barón de Gotor,  o el marqués de Lozoya; calle en la que lo mismo se abría un bar de putas de alto copete como un centro de espiritualidad para universitarios; en donde los médicos daban fiestas de smoking y los porteros comían pipas en los bancos de la pequeña zona ajardinada que acompañaba tan elegante rúa. Pues bien, en esa calle, esquina a General Oraa, habitaba un modisto mariquita con un criado mariquita y con dos galgos afganos que posiblemente también fueran mariquitas. Con el criado vivía un chavalillo que era su sobrino y que, como no podía ser menos, también era un poco mariquita y al que su tío había traído a los Madriles para iniciarle en cátedra de mariconeo. En fin que,  como dicen en Andalucía,  en esa casa todos eran más maricones que unos palomos cojos. Bajaban los mariquitas a la calle a media tarde para sacar a los perros con mucho movimiento de manos, mucho meneo de cabeza y mucho falsete vocal. Eran gente simpática, dicharachera y que con nadie se metían. No escandalizaban al barrio porque, contra lo que se pueda pensar, nada podía escandalizar al Madrid de los setenta en donde los millonarios esnifaban cocaína en las discotecas de moda y las putas caras se sentaban en las terrazas del barrio de Salamanca. Sin embargo, lo más curioso es que a las fiestas del modisto,  en las que abundaba también el mariconeo más selecto de la capital,  acudían también las mujeres de los capitostes del régimen franquista que eran clientas habituales del modisto. Sus maridos, lógicamente, no acudían pues hubiera sido un desdoro para tan conspicuos próceres. Pero ellos se lo perdían porque aquellas fiestas,  cuya música  escuchábamos los niños del barrio porque se escapaba desde los balcones abiertos, tenían que ser de mucho colorín, jolgorio y joie de vivre. ¡Ay los mariquitas!

FRANCISCA JAVIERA DEL VALLE, LA COSTURERA DEL ESPÍRITU SANTO


Francisca Javiera del Valle fue una humilde costurera que nació y murió en la villa palentina de Carrión de los Condes como tantas y tantas mujeres que a los largo de los siglos han vivido y han muerto en tan hermosa villa. ¿Qué tiene de especial Francisca Javiera para que la haga aparecer en este humilde blog? Pues tiene algo que, a los ojos delos hombres, es inexplicable: esta humilde costurera escribió el mejor tratado sobre el Espíritu Santo que se haya escrito jamás. Cuando uno se adentra en la maravilla de su prosa sencilla, pero que alcanza las más altas cimas de espiritualidad, se tiene la firma convicción de que ahí se ha producido un milagro. Creo que no hay prueba mayor de la existencia del “gran desconocido” que la lectura del Decenario al Espíritu Santo pues tan sólo inspirada por Él, llena de su don de sabiduría, pudo la costurera de Carrión llegar a tales alturas. El libro lleva ya diecinueve ediciones desde que se publicó – con prólogo de Florentino Pérez Embid-, allá por 1960. Para estos días en que nos vamos acercando a Pentecostés, el Decenario es un libro de obligada lectura. Si nunca has entendido bien al Espíritu santo, si te falta trato con Él, si no “lo ves” entre las tres personas de la Santísima Trinidad, léete este librito escrito por una mujer cuyo oficio era coser, pero que escribía con la claridad y belleza del mejor de los teólogos.

lunes, 27 de mayo de 2019

EL BEATO JUAN MARÍA DE LA CRUZ


En 1891, en un pueblo abulense que tiene por nombre San Esteban de los Patos, entre Tolbaños y Mingorría, nace un niño al que sus padres llaman Mariano. Este niño, que es más bien enjuto de carnes,  siente pronto la llamada del Señor y,  en 1916, con veinticinco años, es ordenado sacerdote en Ávila. Diversas parroquias, su ingreso en los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, diferentes destinos como Puente la Reina o Garaballa y una vida que dista mucho de ser heroica. Pero todo cambia en la fatídica fecha de 1936. Mariano tiene que salir de Garaballa, en Cuenca, y marchar para Valencia. Allí, con ropas de seglar para no delatarse (lo mismo haría San Josemaría durante la Guerra Civil), Juan María de la Cruz – pues ése es su nombre en religión-, pasa un día por una iglesia en donde unos bárbaros han hecho una pira con los ornamentos sagrados y la han prendido fuego. No contentos con eso prenden aquella  iglesia de los Santos Juanes y aquel curita de Ávila, al ver ese desaguisado, no puede acallar su voz y dice en  alto:

  • ¡Qué horror! ¡Qué crimen! ¡Qué sacrilegio!”.

Uno de aquellos bestias, al oír estas palabras, se vuelve y le dice a Mariano:

  • ¡Tú eres un carca!
  • ¡No, no soy un carca! ¡Soy un sacerdote!
     
    Mariano sabía que, al decir que era sacerdote, se estaba condenando a muerte, pero aquel niño de San Esteban de los Patos fue al martirio con la valentía que tienen los mártires.

Murió en Silla, Valencia,  un 23 de agosto de 1936, fusilado por aquellos “valientes!” que tenían la lengua muy larga y la vergüenza muy corta. El Papa Juan Pablo II lo beatificó en el 2000 y en la actualidad reposa en la población navarra de Puente la Reina, localidad por la que pasa el  Camino de Santiago.

         Que su oración desde el cielo nos infunda la valentía que tuvo para enfrentarse a la barbarie.


XOÁN ABELEIRA, EL GALLEGO DE MARACAY


Jamás podía pensar que un escritor gallego naciera en la ciudad venezola-  na de Maracay, patria chica del gran torero Morenito de ídem. Pero es así: Xoán Abeleira nació en esta hermosa ciudad, capital del estado de Aragua,  en 1963 y con diez años se viene para Madrid en donde se instala con su familia. Hijo de emigrantes gallegos, Xoán escribe poemas en la lengua de sus padres y,  en 1999,  se traslada a Galicia en donde vive en la actualidad. Todo esto es importante, pero lo más importante es que este venezolano – gallego escribe unos poemas en un gallego tan hermoso que hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una lectura. Hombre de sólidas lecturas, Abeleira bebe en las fuentes de Lawrence, Plath o Hughes. Es un gran poeta que es necesario leer. Os recomiendo su Animais, animais. Me lo agradeceréis in aeternum.


LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE HERODES



En ocasiones, cuando los niños se ponían pesados en exceso, mi abuela Patro echaba de menos un Herodes. Pero seguramente no sabía que eran varios los Herodes que la historia recoge. Y así, a grandes rasgos, podemos recoger los siguientes:

  • Herodes el Grande. (73 a.C – 4a.C.) Éste es el que recibe a los Reyes Magos en su viaje tras la estrella que los iba a llevar a Belén.
  • Herodes Antipas. (20 a. C – 39 d.C.) Este Herodes es el que mata a San Juan Bautista porque le hace saber que había hecho mal al  casarse con Herodías,  la que había sido mujer de su medio hermano Herodes Filipo y con la que  con la que había tenido a Salomé, la heroína legendaria de tantas novelas, películas, cantante de Eurovisión con el “Vivo cantando” y protagonista de la ópera homónima de Richard Strauss.
  •  Finalmente, tenemos a Herodes Agripa, amigo del emperador Claudio que nació en el 10 a.C.  y murió en el 44 d. C. De este nos cuenta in extenso Robert Graves en su novela Claudio el dios y su esposa Mesalina que es, a la sazón, la segunda parte de su Yo, Claudio. Intentó ser un rey poderoso en Oriente y acabó muriendo en estas intentonas de convertirse en un rival de Roma.

Desde luego que el hecho de llamarse Herodes es muy importante.


domingo, 12 de mayo de 2019

REINECKE, COMPOSITOR ROMÁNTICO


Nació Karl Reinecke en Altona, una ciudad del condado de Holstein que, curiosamente, tenía al rey de Dinamarca como mandatario. En la actualidad es un barrio de Hamburgo, la ciudad en la que también nacería Johannes Brahms.  Su padre era un profesor de música y Karl – que había nacido en 1824-, heredó esa afición musical. No figura en los libros en letras mayúsculas ni destaca, pero sus producciones son auténticas delicias. Todo esto viene porque, el otro día, Emmanuel Pahud, el gran flautista suizo, interpretó su concierto para flauta. Este concierto está lleno de una música preciosa, de fácil entendimiento, pero que nos llega al corazón. No busquemos en Reinecke ningún alarde de vanguardia musical: es un romántico puro que no quiere dejar de serlo.  Os recomiendo sus conciertos para piano, sus sinfonías o sus cuartetos de cuerda. Músico formal, fue profesor durante treinta y cinco años en el conservatorio de Colonia en donde dio clase (¡atención a la nómina!) a los siguientes alumnos habida cuenta de que he seleccionado los más conocidos:











 

                   ¡Chúpate un peine, que diría un castizo!


EL JESÚS HISTÓRICO EN FLAVIO JOSEFO


Tengo la intención de dedicarle varias entradas a la figura del Jesús histórico que nos trasmiten autores como Flavio Josefo, Plinio el Joven, Tácito o Suetonio, autores, y quiero recalcar esto, que no eran cristianos pues estamos ante un judío ortodoxo como Flavio Josefo que, como es lógico, seguía esperando a su mesías y considerando a Jesús un impostor y ante  tres romanos. Por tanto, no me podéis acusar de llevarme el agua a mi molino. Es más, siguiendo al profesor Piñero, una de las máximas autoridades mundiales en textos cristianos y en bíblica trilingüe, señalo con corchetes, como hay que hacerlo, el texto que se considera interpolados. Os dejo el texto griego de Josefo y la traducción.

Γίνεται δὲ κατὰ τοῦτον τὸν χρόνον Ἰησοῦς σοφὸς ἀνήρ, [εἴγε ἄνδρα αὐτὸν λέγειν χρή:] ἦν γὰρ παραδόξων ἔργων ποιητής, [διδάσκαλος ἀνθρώπων τῶν ἡδονῇ τἀληθῆ δεχομένων,] καὶ πολλοὺς μὲν Ἰουδαίους, πολλοὺς δὲ καὶ τοῦ Ἑλληνικοῦ ἐπηγάγετο: [ὁ χριστὸς οὗτος ἦν.] καὶ αὐτὸν ἐνδείξει τῶν πρώτων ἀνδρῶν παρ᾽ ἡμῖν σταυρῷ ἐπιτετιμηκότος Πιλάτου οὐκ ἐπαύσαντο οἱ τὸ πρῶτον ἀγαπήσαντες: [ἐφάνη γὰρ αὐτοῖς τρίτην ἔχων ἡμέραν πάλιν ζῶν τῶν θείων προφητῶν ταῦτά τε καὶ ἄλλα μυρία περὶ αὐτοῦ θαυμάσια εἰρηκότων.] εἰς ἔτι τε νῦν τῶν Χριστιανῶν ἀπὸ τοῦδε ὠ

νομασμένον οὐκ ἐπέλιπε τὸ φῦλον.

Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio [ si es que es correcto llamarlo hombre, ya]que fue un hacedor de milagros impresionantes , [un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo, y ] atrajo hacia Él a muchos judíos y a muchos gentiles además. [Era el Cristo.] Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la Cruz, [aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo los santos profetas predicho esto y otras mil maravillas sobre Él.]Y la tribu de los cristianos, llamados así por Él, no ha cesado de crecer hasta este día.

LOS OBREROS DEL CONDE DE ROMANONES



Cuentan que don Álvaro de Figueroa, conde de Romanones, iba paseando por Madrid con su corte de adláteres, paniaguados y correveidiles cuando llegaron a una obra. Los obreros, al calor de la lumbre y tras haberse comido el cocidito madrileño de rigor, sesteaban indolentes al solecillo de marzo que, por los Madriles, ya pega como un mazo. Uno de los correveidiles cuyas manos estaban horras de callos pues nunca habían conocido el recio trabajo de aquellos albañiles, por hacerse el gracioso y, de paso, adular a don Álvaro quizás ya pensando en algún nuevo favor o prebenda, se acercó hasta el estevado conde para decirle: “Don Álvaro, mire cómo duermen los obreros en España”. Y cuentan que don Álvaro, parándose un momento, mirándole al graciosillo y hablándole con un cierto gracejo, le espetó: “Déjelos que duerman, Martínez, déjelos; porque el día que despierten…”

SAN TELMO, EL SANTO DE FRÓMISTA


Fue San Telmo un santo nacido en Frómista, ese pueblo maravilloso de mi querida tierra palentina en la que las iglesias románicas florecen por doquier. San Telmo es patrono de los marineros y de cómo un hombre de tierra adentro llegó a estar vinculado con el mar es de lo que quiero hablaros en esta entrada. Tenemos que comenzar desde que el santo era un joven arrogante al que su tío, el obispo de Palencia Arderico, pese a su juventud, había nombrado deán de la catedral. Pues bien, iba Pedro González- pues ese era el nombre real del santo-, tan ufano en su caballo, vestido con los mejores paños,  camino del palacio episcopal cuando el cuadrúpedo resbaló y Pedro fue a caer al barro en donde sus galas se echaron a perder. En su desespero, pedro juró apartarse del mundo y de sus vanidades y se metió a fraile. Y como fraile predicador fue nombrado capellán militar, un puesto que desempeñó con tanta brillantez que llamó la atención del rey Fernando III, el Santo que lo llamó a la corte. Pedro se convirtió en confesor del rey y lo acompañó en la toma de Córdoba y Sevilla. Sin embargo, al regresar de tan relumbrantes conquistas, Pedro pensó que era mejor dedicarse a la predicación en Galicia y en Asturias  III y en tan hermosas tierras se puso a predicar a los pescadores que, según las fuentes que manejo, lo nombraron su santo patrón. Pero también quiso la suerte que hubiera un santo llamado Erasmo de Formia que había vivido en el siglo III. Este santo era conocido como Elmo, sanctus Elmus, que pasó a san Telmo y que, en la devoción popular, se confundió con el palentino. ¿Por qué? Pues porque también el santo de Formia había tenido muy buena relación con los marineros que lo nombraron su patrón. Es más, al fuego de San Telmo, ese fenómeno que se produce en los palos de los barcos en medio de las tormentas y que, si alguien no ha visto,  puede verlo en esa película inmortal que es Moby Dick, se le puso el nombre por el santo italiano. Sin embargo, en España, se le asocia al patronazgo de la navegación y al fuego de San Telmo. En la estatua que tiene en su pueblo natal y que yo veía cuando todos los otoños subíamos hasta las tierras altas del norte palentino, se le representa vestido de dominico y con un barco en la mano. Esto es lo que os puedo explicar por hoy porque cada día tienen su afán.


martes, 7 de mayo de 2019

EL STUDIUM GENERALE PALENTINUM


La Corona de Castilla, al igual que otras monarquías europeas, comenzó, allá por el siglo XIII, la creación de las Universidades que tenían por origen las conocidas como escuelas catedralicias. Fue durante el reinado del rey soriano Alfonso VIII cuando, a iniciativa de Tello Téllez de Meneses, se fundó el Studium Generale Palentinum. La fecha de la fundación la sitúan los estudiosos entre 1208 y 1212. Don Alfonso VIII y Tello Téllez se trajeron a los mejores maestros europeos, pero la muerte del monarca en 1214 supuso una decadencia que estaba muy agudizada en 1263 cuando el papa Urbano IV le concedió los mismos privilegios que la universidad de París. Sobre su ubicación en la ciudad del Carrión hay dos teorías:

         La primera la ubica en la casa de San Pablo en donde vivió Santo Domingo de Guzmán. Nada queda de esta casa que fue demolida en 1892.

         La segunda ubicación nos lleva, siguiendo a José Luis Sánchez en su libro Las calles de Palencia, en la calle Mayor Antigua, esquina a la calle Pastores. Pero este edificio fue derribado en 1836, es decir, cincuenta y seis años antes que el anterior.

         Nada nos queda de aquel Studium Generale, la primera Universidad de España,  salvo un grupo escultórico en la plaza de San Pablo como homenaje al antiguo estudio. Menos da una piedra.

jueves, 2 de mayo de 2019

LA SORIA SUCEDIDA DE GERARDO DIEGO


Como es sabido por todos, don Gerardo Diego estuvo en Soria y Soria se adueñó de su corazón. Llegó el joven cántabro para tomar posesión de su cátedra de Instituto y fue la ciudad “que lame el Duero” la que tomó posesión de su alma. En los poemas de su libro Soria sucedida, don Gerardo deja ver su amor desmedido por Soria que se nota por sus poemas en los que surgen las calles, el río, las campanas, los atardeceres. Volvió don Gerardo a Soria después de dejar su cátedra de Lengua y Literatura Española y siguió teniendo amigos en la capital de la Extremadura castellana que mira hacia Aragón. Recuerda las tardes de casino con el piano en el que Gerardo, que era también un buen pianista, tocaba a Beethoven; recuerda a Mariano Granados, a Tudela o al gran Blas Taracena, el arqueólogo numantino por excelencia. Baste el soneto que dedicó a este sabio para que el amor que sentía el poeta por Soria salte hasta nuestra alma y baste el maravilloso Romance del Duero para que sintamos el paisaje soriano y el Duero, el joven Duero. En su momento escribí que me hubiera gustado haber sido profesor en Soria, haber vivido en sus calles, haber tocado el piano del Casino, haber visto anochecer desde el Mirón y haber recorrido, en laica peregrinación, los “santos lugares” por los que anduvieron Antonio y Leonor. Ya sé que son tópicos, pero también el tópico puede llenar nuestro corazón de barcos. No lo olvidéis.

NUMANCIA SE RINDIÓ


Esto que os voy a contar no se puede decir alegremente en Soria porque corres un grave peligro de que te acaben metiendo una ración de torreznos por salva sea la parte, pero la verdad histórica es la verdad histórica y no me queda más remedio que proclamarla a los cuatro vientos: Polibio nos cuenta que Numancia se rindió. Sí, como lo oís. Es duro porque esto rompe con la resistencia numantina, pero los textos son los textos.

         Leed:

Κακῶν τε οὐδὲν αὐτοῖς ἀπῆν, ἠγριωμένοις μὲν τὰς ψυχὰς ὑπὸ τῶν τροφῶν, τεθηριωμένοις δὲ τὰ σώματα ὑπὸ λιμοῦ καὶ λοιμοῦ καὶ κόμης καὶ χρόνου. Οὕτω δ' ἔχοντες αὑτοὺς ἐπέτρεπον τῷ Σκιπίωνι. Ὁ δ' ἐκέλευεν αὐτοὺς τῆς μὲν ἡμέρας ἐκείνης συνενεγκεῖν τὰ ὅπλα ἔνθα συνέταξε, τῆς δ' ἐπιούσης προσελθεῖν ἐς ἕτερον χωρίον. Οἱ δ' ὑπερεβάλοντο τὴν ἡμέραν, ομολογήσαντες ὅτι πολλοὶ τῆς ἐλευθερίας ἔτι ἔχονται καὶ ἐθέλουσιν αὑτοὺς ἐξαγαγεῖν τοῦ βίου. Τὴν οὖν ἡμέραν ᾔτουν ἐς τοῦ θανάτου τὴν διάθεσιν.

         Es decir:

Ningún tipo de miseria estuvo ausente. Se volvieron salvajes de espíritu a causa de los alimentos y semejantes a las fieras, en sus cuerpos, a causa del hambre, de la peste, del cabello largo y del tiempo transcurrido. Al encontrarse en una situación tal, se entregaron a Escipión. Éste les ordenó que en ese mismo día llevara sus armas al lugar que había designado y que al día siguiente acudieran a otro lugar. Ellos, en cambio, dejaron transcurrir el día, pues acordaron que muchos gozaban aún de la libertad y querían poner fin a sus vidas. Por consiguiente, solicitaron un día para disponerse a morir."

         ¡Qué os voy a decir, amigos! Estas cosas fastidian, pero la verdad sólo tiene un camino como decía el ínclito Carlos Mora, aquel madrileño castizo que fue arrendatario del albergue de la Fuenfría en Cercedilla.

miércoles, 1 de mayo de 2019

TELLO TÉLLEZ DE MENESES, EL CULTO OBISPO PALENTINO


¡Qué ganas tenía de hablaros de Tello Téllez de Meneses!  Este palentino de pura cepa, nacido en el año 1170 en  Meneses de Campos como don Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid, fue obispo de Palencia desde 1208,  cuando contaba con treinta y ocho años de edad, hasta el año de su muerte que acaeció en Jaén y que fue en 1246 cuando contaba con setenta y seis años de edad.  Fue en ese año cuando fundó el Studium Generale Palentinum - del que hablaremos en otra entrada de blog-,  y tuvo tiempo también para acudir a la batalla de las Navas de Tolosa con sus hermanos Suero, Alfonso y García.  Estuvo en el Concilio de Letrán y protegió a San Telmo el santo que nació en Frómista y al que le debo una entrada de blog porque en mis viajes hacia el norte veía su estatua en su pueblo natal y me sorprendía que un santo “tan marinero” hubiera nacido en tierras palentinas. Por si fuera poco, don Tello da nombre a la institución que en Palencia se encarga de la cultura. ¡Gran personaje este culto obispo palentino que ya por palentino tiene toda mi simpatía!