Nació
Karl Reinecke en Altona, una ciudad del condado de Holstein que, curiosamente,
tenía al rey de Dinamarca como mandatario. En la actualidad es un barrio de
Hamburgo, la ciudad en la que también nacería Johannes Brahms. Su padre era un profesor de música y Karl –
que había nacido en 1824-, heredó esa afición musical. No figura en los libros
en letras mayúsculas ni destaca, pero sus producciones son auténticas delicias.
Todo esto viene porque, el otro día, Emmanuel Pahud, el gran flautista suizo,
interpretó su concierto para flauta. Este concierto está lleno de una música
preciosa, de fácil entendimiento, pero que nos llega al corazón. No busquemos
en Reinecke ningún alarde de vanguardia musical: es un romántico puro que no
quiere dejar de serlo. Os recomiendo sus
conciertos para piano, sus sinfonías o sus cuartetos de cuerda. Músico formal,
fue profesor durante treinta y cinco años en el conservatorio de Colonia en
donde dio clase (¡atención a la nómina!) a los siguientes alumnos habida cuenta
de que he seleccionado los más conocidos:
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