sábado, 31 de agosto de 2019

EL REY Y LA CORISTA O DON MANUEL II EN BUÇACO



 Don Manuel II fue el último rey de Portugal. El rey había nacido un 15 de noviembre de 1889, en el palacio de Vila Viçosa y era el segundo hijo de Carlos I que murió, junto con su hijo y heredero Luis Felipe, en el regicidio del 1 de febrero de 1908 en el Terreiro do Paço lisboeta. Al morir su padre y su hermano, Manuel pasó a ser rey de Portugal con tan sólo diecinueve años. Don Manuel siempre tuvo un cariño muy especial por Buçaco y así se ve en sus cuadernos de estudiante en donde tomó nota de un viaje por la sierra de la Estrella en el curso 1902/1903.  Pero vamos con su historia de amor: el rey de Portugal (como en Divinas palabras) y la corista Gaby Deslis.

         Siendo todavía un adolescente, conoció don Manuel a la corista en París (¡dónde si no!) en el camerino de la artista en Les Capucines. Esta relación se mantuvo durante algunos años y le produjo a su madre, doña Amália, un desagrado muy grande tal y como se refleja en este escrito:

“ vim a saber pelas más-línguas que Manuel ainda tem uma paixoneta por essa divazinha do music-hall parisiense Gaby Deslys, de origem marselhesa, cujo verdadeiro nome é Gabrielle Caire. Correm boatos segundo os quais Manuel segue as pisadas do pai e os seus esforços políticos são imediatamente anulados por isso.”

 

         Como se ve, el chico, que no era Borbón pero era Braganza tenía una gran afición a quitar a las mujeres la primera parte de su real apellido ( perdonad por el chiste fácil) y se lio con la francesita. En el año de 1910, al volver de las exequias del rey Eduardo VII, en donde se sacaron esa famosa foto “de primos” en la que aparecen, entre otros, además de Manuel II, nuestro Alfonso XIII, el Káiser o Nicolás II, pensó Manuel en pasar unos días en su Buçaco del alma y pensó que nadie mejor que Gaby para hacerle la estancia más agradable. Así pues, se pasaron juntos en tan hermoso palacio desde el 12 de julio hasta el 23 de agosto, que, si no fueron las nueve semanas y media de a película, fueron, al menos, seis semanas que tampoco está nada mal. Pero es que ni siquiera la revolución que acabaría con la monarquía lusa unos días después le sacaron de su estancia en tan hermoso paraje y  este amor tão apaixonado fue usado por sus enemigos para echarle del trono y el propio rey dijo: “ Quem não o devia saber soube-o! Os outros, que o deviam calar, esquenceram-se de ser discretos”.

         Volvió el rey a Buçaco el 27 de septiembre  para celebrar el paso de Wellington en la que los portugueses llaman Guerra Peninsular e inauguró el Museo Militar que se puede visitar en la actualidad. Trece días después, la monarquía portuguesa desaparecía para siempre y don Manuel se marchó para Londres en donde se casó con Augusta Victoria Hohenzollern – Sigmaringen, hija de su primo Leopoldo de Hohenzolern que estuvo a puntito de ser rey de Rumanía. El matrimonio no tuvo hijos y eso provocó una rivalidad cuando murió Manuel que intentaremos contar en otra entrada, pero ya en el mes próximo. Don Manuel II era un gran aficionado a la literatura portuguesa y escribió una historia que abarca desde la Edad Media hasta el Renacimiento  y que, si hubiera tenido más vida, hubiera ampliado hasta el siglo XVIII. El rey murió en Londres un 2 de julio de 1932, a los cuarenta y tres años, a causa de un edema de glotis. Y ¿qué fue de la corista? Pues la verdad es que no hemos podido encontrar nada sobre ella, pero, no dudéis que seguiremos investigando.

 

lunes, 26 de agosto de 2019

EL PINARILLO, LA TORRE DE DON ALVEIRO Y EL POETA QUE ERA PASTOR




Os quiero hablar hoy de la torre de don Alveiro que, según el manuscrito que tengo a bien traducir en mi humilde obra Boecillo con el corazón, estaba situado en la confluencia de los ríos Pisuerga y Duero. Sin embargo, tal y como cuento también en el libro ya citado, mi buen amigo Fernando de Meer Lecha – Marzo, señor feudal de la Vega de Porras, me dijo que él consideraba que la torre de don Alveiro estaba situada en la casa de vacaciones que tienen – pues todavía sigue siendo de ellos-,  los Ingleses de Valladolid. Los lugareños se habrán dado cuenta de que hablo de El Pinarillo, ese lugar que vigila la carretera hacia Puente Duero, y que,  desde hace poco más de un año,  lo habitan con sus rezos las Madres Carmelitas Samaritanas del Sagrado Corazón. Los Ingleses tienen su colegio de San Albano en Valladolid, en la calle don Sancho y siguen cumpliendo la función para la que les creó Felipe II: formar sacerdotes católicos ingleses. Lo que os quería contar es que hasta este convento se llegaba,  allá por los años cincuenta del pasado siglo, un chico que había venido con sus padres desde Peñaflor de Hornija para trabajar como pastores en la familia “Carabina”, una de las más conocidas, nobles y numerosas de Laguna de Duero. Este chico, que se llamaba Julio, se iba al Pinarillo para que los Ingleses le dieran libros que él devoraba mientras las ovejas recorrían los rastrojos. Como ya soy mayor, tuve la suerte de oírle recitar y, la verdad, lo hacía muy bien. Para ganarse la vida, hizo unas oposiciones a RENFE y fue destinado a Sevilla en donde se casó y en donde ha fallecido en fecha reciente. Mi abuelo Luis me hablaba mucho del pastor - poeta y de cómo era bueno,  humilde y sencillo. A mí siempre me recordó a Miguel Hernández, también pastor - poeta y le tenía guardaba de él un recuerdo muy especial. Vaya este recuerdo suyo al hablar de la Torre de don Alveiro, esa que, según mi buen amigo Fernando de Meer Lecha-Marzo estaba situada en lo que es el convento de El Pinarillo.

domingo, 25 de agosto de 2019

FRANCISCO DE ALDANA Y MI REY DON SEBASTIÁN



Cuenta António Cândido Franco en su libro sobre el rey don Sebastián de Portugal, o meu rei, que entre las tropas portuguesas iban también soldados de otras naciones y de esas otras naciones, castellanos; y que al mando de esos castellanos iba “mi capitán Aldana” uno de los poetas a los que más he leído y querido. Pues bien, sigue contando el historiador portugués con su magnífica prosa que, cuando la batalla estaba ya ganada para los portugueses, se escuchó una voz que dijo: Ter! Ter! Volta! Volta! y que, por esta voz, los portugueses se replegaron y se perdió la batalla. Tres “culpables” señalan los historiadores: Miguel Leitão de Andrada, que iba en las tropas y que,  por tanto,  fue testigo directo, señala al capitán Pero Lopes; ni entro ni salgo en esta afirmación, pero la que no puedo sufrir es la afirmación de Antero de Figueiredo que se atreve a decir que fue mi capitán Aldana   que dio esa malévola orden. ¡Por ahí sí que no paso, señor de Figueiredo! Mi capitán fue hombre valiente y amigo do meu rei así que dudo mucho que de él partiera la orden. El ya mencionado António Cândido Franco sale en defensa de nuestra honra y dice que la orden partió del propio rey de Portugal que había ido a Alcazarquivir a ser derrotado. Esta afirmación da para mucho comentario, pero, al menos, exonera al ilustre poeta de tan alta responsabilidad.

EL MESIANISMO POÉTICO DEL REY DON SEBASTIÁN


Seguimos con el rey don Sebastián y, en esta entrada, quiero contaros como ya , en un poema de 1554, el año en que nace el rey, pero , sin duda, escrito con anterioridad al nacimiento del monarca, Inácio de Morais, en su poema Ad nacentem (sic) prolem Serenissimae Ioannae, dice así:

 

Nascere, parve puer, solio sessurus avito,

ductor Lysiadum: nascere, parve puer.

 

Que vuelto al castellano, diría así:

 

¡Nace, chiquitín, que te sentarás en el trono de tus abuelos.

guía de los Lusitanos! ¡Nace, chiquitín!

 

         Este sentido mesiánico del que va a ser el rey mesías portugués por excelencia, el rey que se sigue aguardando para la proclamación del Quinto Imperio, es un remedo de aquella archifamosa bucólica cuarta de Virgilio en la que se anuncia el nacimiento de un parvus puer que hasta no hace muchos años veían los filólogos un anuncio del nacimiento de Cristo. Por cierto, que la serenísima Juana del título del poema latino no es otra que doña Juana de Austria, hija del emperador Carlos, hermana, por tanto,  de Felipe II que era  tío del malogrado rey portugués. La historia, en ocasiones, supera a las novelas.


EL MILAGRO DO MEU MENINO JESÚS DA CARTOLINHA




De las múltiples guerras que españoles y portugueses hemos tenido, hay una de la que quiero hablaros: La Guerra de los Siete años en la que los portuguesas y nosotros participamos,  siguiendo a los respectivos “jefes”,  en diferentes bandos. Portugal, que siempre, desde Aljubarrota, ha tenido como aliado a los ingleses, iba con ellos en esta guerra y nosotros que teníamos a un rey Borbón íbamos, como es de suponer,  con los franceses.  Y de ellos recibimos la orden de invadir Portugal y un antepasado de los Alba, un marqués de Sarria, don Nicolás de Carvajal, cruzó la frontera con veintidós mil hombres con la idea de tomar Oporto. Cruzó por Miranda pues la operación militar comenzaba por la toma de Tras-os –Montes. Corría el año de 1762 y don Nicolás llegó hasta el Duero, lo cruzó y se enfrentó a los mirandeses que, al principio perdían su ciudad. Sin embargo,  el marqués pronto sería expulsado de tan hermosa ciudad portuguesa porque un menino se puso al frente de las tropas portuguesas y nos dio a los españoles hasta en el cielo del paladar. Como suele ocurrir, el menino, una vez acabada la batalla, desapareció y los mirandeses lo atribuyeron al Niño Jesús. Y como le vieron vestido con su casaquita y su sombrero de copa, aquel menino se convirtió en O menino Jesús da Cartolinha que se venera en la catedral mirandesa y que, junto a él, guarda un nutrido ajuar de ropas entre las que no falta la capa tradicional mirandesa. Es más, o Menino es mariscal de campo y tiene la condecoración más alta del estado portugués: la Cruz de Santiago à Espada.

         Hace años, en aquel libro mío, del El Camino Duero, ya conté in extenso sobre este menino que nos sigue esperando con su carita de buena persona en la catedral de Miranda y en forma de figurita de barro en las muchas tiendas que se abren en la ciudad portuguesa.

LA MEMORIA HISTÓRICA DE CARLOS V



Ahora que andamos con las tumba de Franco para arriba y para abajo, me gustaría contaros este hecho histórico que recoge Carlos Fisas, de quien hemos escrito una entrada ha poco, en su libro Anécdotas de los Austrias: Se cuenta que, visitando Carlos V el sepulcro de Lutero, el duque de Alba y algunos otros magnates le aconsejaron que hiciera desenterrar y reducir a cenizas el cadáver del reformador. A lo cual respondió:

  • Dejadle reposar. Ya ha encontrado su juez. Yo hago la guerra a los vivos y no a los muertos.

sábado, 24 de agosto de 2019

BUÇACO Y BOECILLO



Si alguien conoce Buçaco, ese maravilla boscosa y ubérrima en el centro de Portugal, me ahorra contar lo que es imposible porque, como dijo Saramago, Buçaco se pasea, pero no se describe. Sin embargo, sí puedo – y debo, tras publicar en junio Boecillo con el corazón- deciros que Boecillo, nuestro pueblo, y Buçaco tienen un punto de contacto. ¿La vegetación exuberante? ¿El palacio neo-manuelino? ¿El balneario de Luso? ¿Los helechos arbóreos plantados por los carmelitas? ¿Las fuentes que por doquier llenan de frescura tan hermoso lugar y crean esos jardines que son un prodigio en manos de los portugueses? Creo que no va por ahí el punto de contacto entre Boecillo y Buçaco. ¿Dónde está entonces? Pues en un personaje que pasó por Boecillo, se alojó en el colegio de los Escoceses y que fue fundamental para la victoria española en la Guerra de la Independencia, ésa  a la que nuestros hermanos portugueses llaman Guerra Peninsular. Creo que ya sabéis que me estoy refiriendo a Wellington que participó en la batalla que lleva el nombre del parque nacional portugués y de cuyo paso guardan nuestros hermanos peninsulares un olivo en donde el duque ató su cabalgadura. No me interesa si es o no es verdad, pero me gusta ese celo por conservar lo histórico. Y puestos en materia, ¿por qué no nos buscamos un arbolillo de los pocos que van quedando en nuestro pueblo y decimos que ahí ató su caballo Wellington? Para la reconstrucción histórica vendría que ni pintado.

DANILO KIS




No conocía a Danilo Kis, pero su conocimiento durante este verano me ha devuelto la esperanza en la literatura con mayúscula. Una tumba para Boris Davidovich es una crítica honda contra la represión del pensamiento que Danilo vivió tan de cerca. Es lo miso que nos situemos en la Inquisición de Bernardo Gui o en la URRSS de Stalin: hay un denominador común que es la el rechazo que el poder tiene contra el pensador. Supongo que,  por esta razón,  las leyes educativas españolas se esfuerzan, desde hace ya casi treinta años, en crear analfabetos funcionales sin el menor sentido crítico; rebeldes de pacotilla capaces de denunciar a su padres, pero incapaces de denunciar a una sociedad que de la que son excrecencias interesadas. La anulación del esfuerzo, del asombro, de la satisfacción del aprender por aprender y no del aprender a aprender son algunas de los frutos que diferentes leyes servidoras de los politicuchos que hemos tenido que soportar han producido. Estos alumnos, obsesionados por la certeza - que en su grado sumo lleva a la neurosis- ni siquiera saben que en la duda o de la duda parte el conocimiento. Pero ellos no tienen la culpa: otros han querido que así fuera y otros - incluidos los sindicatos de izquierda que se han apuntado a todos los cambios sin saber el daño que hacían - somos los culpables. Pero la voz de Danilo Kis se alza para señalarnos el camino. ¡Gracias, Danilo, por esta señal que nos regalas desde tu profunda escritura,  ésa que tanto temen los que fabrican analfabetos que les aseguren sus poltronas in saecula saeculorum!

CARLOS DE SEIXAS Y EL CLAVE EN PORTUGAL


Coimbra, en el siglo XVIII, fue el gran centro de producción musical de Portugal.  En el Mosteiro de Santa Cruz se daba una formación musical de primera calidad con la lectura y estudio de obras de músicos tan relevantes como Juan Bermudo, Antonio de Cabezón, Heliodoro de Paiva, António Carreira o António Macedo. El ambiente de la música en Portugal era de una gran calidad y la reina doña Ana, la infanta Bárbara (futura reina de España como Bárbara de Braganza) o el infante don António eran virtuosos del clave. Fue pues en este marco de gran música y de grandes músicas en donde tenemos que situar la obra de José António Carlos de Seixas que nacido en Coimbra en 1704, veinticuatro años antes que el anteriormente citado Larrañaga, se convertirá en una luminaria del clave en Portugal.  Seixas fue alférez, Capitán de la Guardia real y Cavaleiro da Ordem de Cristo. Su fama fue tan grande que  conservamos un grabado de Jean Daullé,  grabador real en Francia. Murió un 25 de agosto de 1742 con tan sólo treinta y ocho años dejando tras de sí una obra para teclado de gran envergadura y una obra coral de no menor envergadura de la que es posible que,  más adelante, tretemos con más calma .  El gran clavecinista brasileño Nicolau de Figueiredo gravó en el 2008 una selección de sus sonatas para el sello  Passacaille. A él nos remitimos en lo que respecta a las breves ideas que hemos dado sobre el músico lusitano y lo recomendamos por si alguien quiere escuchar la música de este portugués  que se codeó con Scarlatti.


FRAY JOSÉ DE LARRAÑAGA




Fray José de Larrañaga nació en Azcoitia en el año 1728. No lo sabemos de cierto, pero fray José debió de estudiar en el monasterio de Aránzazu en donde era maestro de capilla Fray Francisco de Ibarzábal. La primera partitura de Larrañaga es de 1746 y, en 1747, aparece como "maestro" en otra composición propia. En 1758, figura como director de la Capilla musical de la iglesia parroquial de Irún, pero es 1763 la fecha más señalada dentro de la vida de Fray José pues en ese año es requerido desde Vergara para asistir a la función anual de San Martín de la Ascensión. En 1764,  en las fiestas de febrero de la villa guipuzcoana que anteriormente hemos citado, es muy posible que el sacerdote franciscano estuviera presente en la fundación de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, esas asociaciones de ilustrados que tanto bien hicieron a la España del XVIII. El músico murió en Aránzazu, en el año 1806.

         Del disco que tengo entre las manos y del que he extraído este breve comentario, os puedo decir que tiene una música asombrosa. Comienza por un In omnibus a 5 con juego de instrumentos y termina con una pieza de 1785 que es el Missus est a 5 voces con violines, clarines y baxo. También podéis encontrar en la red obras  para clave que nos revelan la excelsa calidad de este músico al que, mutatis mutandis, podríamos calificar como un padre Soler del norte. Su obra, limpia y hermosa, es un oasis de hermosura  en una Espàña que empezaba a resentirse de un atraso musical que se había venido gestando en el final del siglo XVII y que llegó a su clímax con la llegada d los Borbones. Música de la España que pudo haber sido y no fue.

lunes, 5 de agosto de 2019

DON MIGUEL DE LA PAZ


Este niño de tan hermoso nombre, nació en Zaragoza, un 23 de agosto de 1498. Era hijo de Manuel I de Portugal, conocido como el Afortunado y de una palentina de Dueñas, hija de los Reyes Católicos: Isabel de Aragón. que falleció en el parto con tan sólo veintiocho años. Su padre se los dejó al cuidado de sus abuelos que lo juraron heredero de Castilla, León y Aragón. Su padre, a su vez, en marzo de  1499, lo nombró heredero de Portugal. El niño se llamaba Miguel de la Paz en Castilla y Miguel da Paz de Avis y  Aragón en el país hermano. Era la gran esperanza de la monarquía de los Reyes Católicos que siempre habían querido la unión de los reinos de la península y así toda la antigua Hispania romana quedaba unida en este niño. Tampoco era del agrado de los Reyes la posibilidad de que Felipe el Hermoso, casado con Juana I de Castilla subiera al trono. Todos habían puesto su esperanza en este pequeñín al que vemos en la fotografía tal y como aparecía en la serie Isabel de RTVE. Sin embargo, no quiso la historia que Miguel llegara a reinar porque, cuando aún no había cumplido los dos años, falleció en Granada, un 20 de julio de 1500.

         ¿Qué hubiera pasado si Miguel de la Paz hubiera vivido? Pues, en primer lugar, que Portugal, Castilla, León y Aragón se hubieran unido en un solo reino peninsular. Esto acabaría ocurriendo en 1580, cuando, perdido o muerto (ya entraremos en detalles más adelante, en otra entrada) don Sebastián en Alcazarquivir, el trono de Portugal quedó vacante y optó a él Felipe II, hijo de Isabel de Portugal y, por tanto, con derecho00 a ser rey de Portugal. Pero no pensaba así Antonio, prior de Crato, que quería el trono para él y el asunto se dirimió, por desgracia, por medio de las armas, en la batalla de Alcántara. España y Portugal estuvieron unidos sesenta años, hasta 1640, en que la separación de ambos reinos se llevó a cabo.

En segundo lugar, algo que me parece aún más importante: la casa de Trastámara hubiera seguido reinando en España y la de Avis en Portugal. Según el gran historiador madrileño Manuel Fernández Álvarez,  el no haber pasado la monarquía hispana a manos de los Austrias nos hubiera evitado vernos envueltos en unos conflictos centroeuropeos que esquilmaron las arcas del Estado y que lo llevaron, en varias ocasiones, a la bancarrota. Las guerras de Flandes, de Alemania de Austria fueron una sangría que impidió el desarrollo de una España que empezaba a dar sus primeros pesos como nación. Realmente fue una pena que don Miguel muriera, pero no podemos hacer historia – ficción. Nunca sabremos qué habría pasado con esa España unida a Portugal y con un rey castellano y portugués al frente. Sin embargo, quería dejar constancia de la efímera existencia de este bebé que pudo cambiar, para bien, la historia de los dos países hermanos.