lunes, 15 de agosto de 2022

AECIO, EL ÚLTIMO ROMANO

 


Me vais a permitir contaros la muy curiosa historia de Aecio, conocido como el último romano y vencedor de Atila en los Campos Cataláunicos allá por el año 451.

         Aecio, según cuentan, fue rehén de los hunos y conoció al mismísimo Atila. Había nacido en Durostorum, población de la Escitia Menor, en la actual región de Dobruja que hace frontera entre Rumanía y Bulgaria. Era hijo de Flavio Guadencio, de una familia militar romana de origen esciro o godo, que había llegado a ser magister militum, y de Aurelia, que pertenecía a una noble familia senatorial romana. Fue durante el tiempo que pasó con los hunos cuando trató y hasta tuvo amistad con el joven Atila y con el que siempre tuvo el deseo de enfrentarse en combate. Ese encuentro se produciría en esa celebérrima batalla cuyo origen os explicaré en otra entrada, y terminaría con la victoria de Aecio que tampoco fue total pues, al año siguiente, se dirigiría a Roma. Lo que pasó ahí me permitiréis que os lo cuente en otra entrada porque el tema da para mucho.

         El emperador era Valentiniano III y había un poeta de la Bética llamado Merobaudes que le escribió un par de panegíricos a Aecio por su victoria. Lo que nadie podía pensar era que el mismísimo emperador iba a sentir celos del general por la fama de los panegíricos y que un mal día, abrigando sospechas de que lo que de verdad quería Aecio era apoderarse del trono de Roma, lo citara en palacio, mantuviera con él una discusión elevada de tono y lo acabara matando por sorpresa atravesándolo con una espada. Sin embargo, siguiendo el dicho de que “quien a hierro mata, a hierro termina”, dos antiguos oficiales de Aecio, quizás a instancias de Petronio Máximo, rico senador romano que aspiraba al trono, lo asesinaran durante un desfile militar.

         En fin, ya veis cómo eran las cosas en las postrimerías del Imperio.


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