Estaba
yo esta tarde de verano tórrido intentando recoger “filias” para las
etimologías de mis alumnos de Bachillerato y ¡Vive Dios! que lo he tenido que
dejar porque me empezaba a volver un pouquiño
tolo de cómo anda el personal. Os cuento una selección de aquellas que más
gracias me han hecho:
1.
Agalmatofilia: El que gusta de
practicar el sexo con estatuas, muñecos o maniquíes. Del griego, ἄγαλμα, -ατος:
estatua. En fin, una guarrería española- Chiquito dixit-, e internacional para aquellos que están más solos
que la una y nos les apetece salir de casa y buscar consuelo en lumias, izas, drizas,
pilinguis o colipoterras.
2.
Autonepiofilia. Del griego νήπιος , niño, αὐτός “ por sí mismo!” y φιλία, ας, amor (es un decir) o afición a
algo. Parafilia que consiste en sentir placer vestido o tratado como un niño.
Eso mi abuela Patro lo curaba con un par de azotes en el culo.
3.
Ursusagalamatofilia: Esta palabra nos
viene del latín ursus (oso) y de las dos palabras que formaban la primera. Es
decir, es aquel que siente “amor” con un osito de peluche. ¡Joder, cómo anda de
necesitado el personal! Me pillan en mi casa con un oso de peluche y del par de
tortas que me pegan no habría habido orquesta que hubiera podido acompañar las
evoluciones que hubiera dado por el pasillo.
4.
Antolagnia: Viene de dos palabras
griegas: ἄνθος, -ους: flor y λαγνεία,
-ας, coito. Los que padecen ( o disfrutan) esta parafilia son personas que tan
sólo con el olor de las flores llegan al orgasmo. Como os lo cuento. Hay que
fastidiarse, hombre, hay que fastidiase. Ahora resulta que si tienes el jardín
lleno de flores eres un vicioso empedernido. Desconozco las razones médicas,
pero hay que estar muy zumbadillo para alcanzar el orgasmo con el olor de las
flores. Esto en mis tiempos mozos se curaba con
duas hostias e mais unha patada no cú y ni antolagnia ni leches.
5.
Salirofilia. Aquí se mezcla el francés
(salir, “ensuciar” con el griego φιλία,
ας que ya hemos visto antes ) Por favor, que nadie se me confunda porque hablo
de lenguas que no está la tarde para muchas calenturas cuando ya rondamos los
cuarenta grados. Esto ya es una guarrería de no te menees porque consiste en
(literalmente) “ser aficionado a que te ensucien durante el acto”. Tiene
numerosas parafilias que van desde vomitar a orinarse en la persona amada (es
un decir). Tenemos, sin ir más lejos, la sitofilia ( del griego σῖτος, “trigo”
y la ya muy comentada “filia”). Literalmente es la afición a mezclar el
erotismo con la comida en todas las formas y maneras que se nos ocurran. (No
entro en detalles por si me lee algún niño).
Estas son unas cochinadas tan
cochinas que no las pienso ni siquiera comentar.
¡Mi
madriña! ¡Qué suerte tienen los psicólogos y los psiquiatras cuyas consultas
están a rebosar! Mi abuela Patro, que sabía psicología parda, les hubiera dado
un pico y una pala y les hubiera puesto a picar y con toda la razón porque, de tanto ocio, sale tanto vicio. Dixi.
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