Corría
el año 1939 y Franco acababa de recibir como “regalo” el Pazo de Meirás. Alguno
de los lametraseros que pululaban a su alrededor es fama que le preguntó:
-
Excelencia, ¿no está el Pazo un poco
lejos de Madrid?
A
los que el señor bajito de El Ferrol contestó con una sonrisa:
-
No, no está lejos porque, en breve,
vamos a construir una pista por la que se podrá venir de Madrid a La Coruña en
seis horas.
Esto
dicen que dijo el señor bajito de El Ferrol, pero un servidor, que ha vivido en
sus carnes los accesos a Galicia puede dar fe de que fue una enorme mentira y
que a Franco le tenía que haber crecido la nariz como a Pinocho. Os explico.
Corría el año 1972 cuando mi padre paró en
una panadería en Os Nogais, una aldea lucense nada más cruzar Pedrafita. Allí
unos señores le contaron que “el Caudillo había roto un coche unos kilómetros
más adelante” y es que las ¿carreteras? gallegas tenían baches que eran pozos y
pozos que eran baches; partir un amortiguador era lo menos que te podía pasar
en aquellas carreteras estrechas, trazadas por un burro al que dejaban suelto e
iba buscando el mejor camino monte arriba y que hacían que el viaje Madrid – la
Coruña llevara a un conductor normal no
menos de doce horas. Los Peares eran un lugar a donde se accedía por caminos de
tierra ( ¡escúchalo, Feijoo) y no era raro que, al volver de una curva, te
encontraras con alguna stridens plaustrum,
esas carretas chirriantes a las que hasta les podía arder o eixo. ¿Y la pista del Caudillo? Dejadme que os siga contando, no
me metáis prisa.
El primer plan de accesos a Galicia fue de
1976, una vez que Franco ya había muerto. Fue entonces cuando se hicieron los
puentes que salvan los valles de Sanabria y se mejoraron las carreteras. Sin
embargo, hubo que esperar más de veinte años para que se inaugurara la autovía
que comunica Galicia con la Meseta, tanto por el Padornelo y La Canda como por
Pedrafita.
¿Y la pista del Caudillo? Pero vamos a ver:
¿no os he contado que, cuando Franco lo prometió, dicen los periódicos de la época
que se estaba sonriendo? ¿Lo veis claro, mastuerzos? Era una bromita del caudillo invicto. Si es
que ya no sabéis ni entender un chiste, hombre.
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