MACTE, MAGISTER, SIC ITUR AD ASTRA
El
maestro Agustín García Calvo falleció ayer en su Zamora natal. No puedo porque
es imposible en cuatro líneas glosar su inmensa producción literaria y
filológica. Fue uno de los grandes latinistas españoles del siglo XX a la
altura de los grandes: Mariner, Bassols de Climent, Ruiz de Elvira o Fontán. Su
conocimiento de la métrica latina era fabuloso y yo, como mal alumno, no puedo
por menos que recordar aquellas clases en el cuarto piso de la Complutense. Un
día, grabé una de aquellas clases para tener la voz de Agustín, esa voz genial
que recreaba los metros de griegos y latinos. Como poeta, jamás he comprendido
por qué se le negó figurar en cualquier antología en la que se recogiera a los
poetas españoles de 1950 en adelante. Los críticos, esos señores que saben
tanto de tantas cosas, sabrán por qué y algún día tendrán la valentía de decir
por qué actuaron así. Ser libre en un país de esclavos acarrea sus riesgos y
Agustín fue un hombre libre que no sirvió al capital que ahora nos oprime con
esta crisis inventada por los mercados para poder seguir con un sistema que
habría que subvertir desde la raíz a la copa. Los que te conocimos no te
olvidamos y guardamos en nuestra memoria y en nuestro corazón tus poemas lírico
ferroviarios, tus Canciones y Soliloquios
o, por citar alguna obra más entre tu ingente producción, tus traducciones de
poesía antigua. Hasta siempre, Agustín. Seguro que andas ahora por tu bosque de
Valorio, allá en tu Zamora, escribiendo alguna letra para tus amigos musicales.
Que la muerte te haya hecho tan libre como querías tú que fueran los que amaste
y te amaron.
VALE, MAGISTER.
Dudo que haya tenido otra necrológica más rendida...
ResponderEliminar