No es
menester decir muchas cosas de Octavio Paz, uno de los grandes de la literatura
española. Yo he sido tardío en leerlo, pero, al final, gracias a la antología El fuego de cada día , que compré donde
mi buen amigo Javier en Olmedo, he
entrado en su obra más de lo que había hecho con libros sueltos. Es difícil su
poesía, no nos engañemos, pero uno, trabajándola poco a poco, va encontrando
esos diamantes que se encuentran en las minas de carbón. Fijaos, si no, en este
pequeño poema, casi un poema chino o un haiku, que nos deja suspendidos de la
voz del fresno:
PRÓJIMO LEJANO
Anoche un fresno
a punto de decirme
algo - callóse.
Tampoco es menester decir nada más.
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