Reconozco mi predilección por
algunos santos y, sin duda, Fray Escoba es uno de mis favoritos. Portero en un
convento de Lima, con su escoba en la mano, llegó a santo. Se le festeja y
recuerda a primeros de noviembre y a mí me recuerda mi infancia en la que mi
madre siempre me contaba historias de Fray Escoba para que me durmiera. Echando
hilo a la cometa de mi memoria, también recuerdo a Fernando García Murga, hoy
Rector o ex Rector de la Universidad del País Vasco, que en su infancia llevaba
una estampita de San Martín de Porres en la cartera. ¡Ay, qué recuerdos! A mí
me parece un santo fantástico porque en un trabajo ordinario, sencillo, se supo
ganar su santidad e hizo endecasílabos de la prosa cotidiana como decía San
Josemaría Escrivá. Querido Fray Escoba, ora pro nobis.
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