Federico Balart nació en Pliego,
un pueblo de Murcia, y llegó a tener cargos de enjundia en el gobierno de
España. En sus ratos libres, este político, en lugar de dedicarse a hundir Bankia, a gastar la pasta de las tarjetas
black o a llevar contabilidades en B en el partido para comprase una casiña en
Baqueira Beret, pues escribía versos. Azorín dice que era un poeta malísimo,
prosaico y sin arte, pero su libro Dolores,
dedicado a la mujer con la que se casó y que falleció dejando a Balart en un
gran desconsuelo, fue un superventas de la época al modo y manera de un
Escandar Algeet cualquiera. Balart fue amigo de Antonio Grilo, otro pobre poeta
que ya está en el infierno del olvido y que en su día fue poeta favorito de don
Alfonso XII y de su señora madre , doña Isabel II, que le pagaron una edición
de sus poemas. Pero no todo va a ser pena porque el pobre Balart da nombre al
IES de Pliego, su pueblo natal, y hasta tiene su callecita y todo. En fin,
menos da una piedra, pero, si no se la quitan como al pobre Marqués de Lozoya o
le cambian el nombre al IES como ocurrió en Guardo con el recientemente
fallecido Claudio Prieto, se puede dar por contento allá en el parnaso en donde
habite. O tempora, o mores! que traducido en el latín LOMCE viene a decir ¡Oh
tiempos de los moros!
Para Dios no hay eventos, no hay
acasos:
antes que el giro de la azul esfera
la eternidad a tiempo redujera,
contó mis horas y midió mis pasos.
El mal y el bien me brindan con sus vasos,
y esquivarlos en vano el alma espera,
que de mi vida la fatal carrera
mutaciones no admite ni retrasos.
Anterior a mi ser es mi destino;
tasadas mis acciones ab aeterno;
fija la suerte, ineluctable el sino:
¡y aun suponen que un Dios piadoso y tierno
puede abrir al final de mi camino
la sima tenebrosa del infierno!
antes que el giro de la azul esfera
la eternidad a tiempo redujera,
contó mis horas y midió mis pasos.
El mal y el bien me brindan con sus vasos,
y esquivarlos en vano el alma espera,
que de mi vida la fatal carrera
mutaciones no admite ni retrasos.
Anterior a mi ser es mi destino;
tasadas mis acciones ab aeterno;
fija la suerte, ineluctable el sino:
¡y aun suponen que un Dios piadoso y tierno
puede abrir al final de mi camino
la sima tenebrosa del infierno!
es más, tiene una estatua en el jardín de la Glorieta en la misma puerta del Ayuntamiento
ResponderEliminarGracias, amigo, por este capote que me echas. No conozco Pliego, pero los versos de Balart me han gustado. El día que vaya por Murcia, me acercaré a Pliego y le rezaré un poema al pobre Federico balart del que nadie se acuerda. ¡Escriba usted para esto! Y me aplico el cuento.
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