Amigo
Tintín: ahora que se ponen las cosas difíciles, espero que aparezcas de pronto
con Milú y con el capitán Haddock, con esos policías tan torpes que son
Hernández y Fernández y que soluciones el problema como tú sueles hacerlo. Querido
Tintín, muchacho belga que ha tenido la suerte de no conocer a Puigdemont en su
“exilio” de guardarropía, como le hubiera dicho el mencionado capitán, un
servidor que te ha leído en tantos libros, cree que eres más necesario que
nunca para frenar a tanto desaprensivo como anda por ahí, para hacer un viaje a
la luna, para llevarme a Sildavia y para que allí luchemos los dos contra los
malos que siguen siendo menos que los buenos, pero que hacen mucho ruido. Quizás
Bianca Castafiore no sea la mejor cantante del mundo, pero sus arias han
llenado muchas de mis tardes infantiles. Querido Tintín, no quiero entretenerte
más y con esta carta te envío una botella de Loch Lomond para que se la des a ese
fenómeno que es el capitán Haddock, un tío que me cae de maravilla. Quizás
algún día me invite a su castillo de Moulinsart y hablemos del mar y de tus
aventuras. Un abrazo, Tintín.
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