En este mes de enero que ya
termina, he tenido la fortuna de redescubrir a Óscar Esplá, el gran compositor alicantino
amigo de mi admirado Gabriel Miró y del pintor, también alicantino, Emilio
Varela. La música de Esplá, discípulo de Max Reger y de Camille Saint – Säens,
tiene puntos de semejanza con Debussy, pero siempre surge la luz levantina como
en los cuadros de Sorolla. Me gusta imaginar a Miró y a Esplá recorriendo la
sierra de Aitana, disfrutando del viento, de la luz, de la Marina alicantina. De su música sinfónica os destacaría la
Sinfonía Aitana, La pájara pinta y Don Quijote velando las armas; de su música
para piano, su Sonata española y, de su música vocal, su Psalmo 129, De
profundis. Si escucháis esta música que os propongo, no habréis tenido un mal
comienzo con Esplá, el amigo de mi gran Miró.
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