Un marino
ruso llega al puerto de El Ferrol. El marino ruso ya había estado en España
allá por 1864 cuando era cadete de la Armada Rusa en el buque “Alma”. Ahora
estamos en 1880, ha venido en el “Livadia”, se baja del barco, está unos pocos
días y regresa a bordo. Habrá visitado tabernas, habrá escuchado una gaita en
alguna romería y a algún paisano entonando un alalá. Poco más. Cuando este
marino regresa a su tierra, guiado por la fama de la Sinfonía española de Lalo, se decide escribir un Capriccio Español. Creo que no hace
falta que os diga que el marino ruso era Nikolai Rimsky Korsakov, el mejor
orquestador del siglo XIX según se repite de boca en boca. En dicha obra
aparece, sobre todo, folklore asturiano y una canción andaluza. Vamos por
partes.
Los temas asturianos son la Alborada asturiana para gaita y tambor, la Danza prima asturiana ¡Válgame Señor San Pedro! y el Fandango
de Pendueles. Las tres canciones asturianas están recogidas en el
Cancionero de Inzenga del que hablaremos en una entrada aparte. Además tenemos
un fandango asturiano del que os hablaré unas líenas más abajo por la relación
que tiene con una película de Pedro Almodóvar. La canción andaluza es Permita la Virgen pongas tu querer. Desde entonces, este Capricho español sigue sonando y es, desde luego muy famoso. Se me
viene a las mientes la escena de Mujeres
al borde de nervios en la que Carmen Maura quema la cama; pues bien, la música
que suena pertenece al Fandango de Pendueles del que ya hemos
hablado y que forma parte del Capriccio
Este Fandango también proviene del
cancionero de Inzenga.
Que se sepa, el marino ruso ya no
volvió a nuestro país y no hizo nunca lo que hizo su compatriota Glinka que sí
que recorrió España y fue anotando canciones populares como un Joaquín Díaz
cualquiera. Eso sí, el Capricho le quedó precioso y es una gozada escucharlo.
Os lo juro.
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