Esta
es la historia de un txiquito de Ochandiano que, a los siete años se fue con sus padres a Medina
de Pomar, en Burgos, en donde empezó a estudiar música. Como el txiquito prometía,
fue para Burgos y allí estudió en su conservatorio. Cuando le tocó ir al servicio
militar, el txikito se las había apañado, sacando unas oposiciones a una banda
militar, para ir como músico y en aquella banda coincidió con otros miembros de
la Generación del 1951 como Cristóbal Halfter, Manuel Angulo o Ángel Arteaga.
El txikito de Otxandiano fue, poco a poco, convirtiéndose en un grandísimo
músico y empezó a componer un catálogo envidiable del que voy a extraeros tan
sólo varias obras:a partir de 1980:
Variantes combinadas
(Música de cámara); Sinfonía número 2.; Galatea, Rocinante y Preciosa;
Koankinteto; Variantes combinadas. : Sinfonía número 3. o su Scherzo y
Fantasías.
Compuso la música para ochenta y
dos películas, pero hay una serie que para una generación de españolitos
resulta absolutamente inolvidable: Verano
Azul del también vasco, de Lasarte, Antonio Mercero. Bueno pues ya sabéis
ahora que el txikito de Otxandiano fue el compositor de esa banda sonora que en
ocasiones aflora en las tardes de verano cuando nos creemos que estamos con los
chavales de la pandilla cantando con Chanquete. Ya os dejo porque me pongo
sentimental.
¡Se me olvidaba! El txiquito de
Otxandiano se llamaba Carmelo Bernaola.
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