¡Qué
deliciosa novelita griega es Dafnis y Cloe con ese amor tan inocente, tan puro,
tan “natural” de estos dos jovencitos que se crían juntos! Como es de ley en
las novelas griegas., los protagonistas tienen que sufrir muchas desgracias,
pasarlas canutas, padecer raptos, en fin, un gran número de desgracias que, por
regla general, (no quiero hacer “spoiler”) acaban en alegría. Longo de Lesbos,
ese paisano de Safo, nos introduce en un ambiente pastoril tan delicado como
una porcelana, pero en el que no faltan la maldad y la picaresca. Don Juan
Valera, que algo sabía de literatura, se fijó en ella y se puso a traducirla
dando a luz una de las mejores, si no la mejor, de las traducciones al español
de esta genial obrita. Ravel, sin ir más lejos, se fijó también en la obra para
escribir su Dafnis y Chloé. Tampoco la puntura fue ajena a esta novelita y son mucho los cuadros en los que aparecen
ambos niños aprendiendo los rudimentos del amor. Si no la habéis leído, ya
estáis tardando en comprarla porque, como tantas obras que os recomiendo desde
mi blog, no os va a defraudar.
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