A
raíz de las palabras de la ministra Margarita Robles cuando hablando del cese
de Paz Esteban dijo que no era una destitución sino una sustitución, vamos a analizar en
detalle algunas palabras que provienen de una misma raíz.
La raíz más primigenia está en la forma
indoeuropea *sta (estar de pie, estar erguido) que da en griego ἵστημι con el
significado muy parejo de “poner en pie” o “colocar” y en latín stare que es el verbo que da nuestro “estar”.
Este stare está en la base (nunca
mejor dicho) de las estatuas que
generalmente, salvo en épocas revolucionarias, están de pie. Siguiendo con la
raíz indoeuropea, tenemos en latín statuere
al que vamos a ir poniendo algunos prefijos para que nos vayan resultando
palabras de mucho uso en nuestra lengua.
Por ejemplo, si a statuere le añadimos cum-,
el resultado es constituere que tiene
el significado de fundar, poner las
bases que es lo que se hace en una constitución: se le pone las bases al
estado. Si le ponemos el prefijo de- (una
preposición latina que, usada como prefijo, tiene un significado privativo pues
de- formis es el que no tiene forma) hacemos
que lo que estaba en pie (statuere)
se convierta en destituere que
significa dejar o abandonar. Destituir es, pues, hacer que alguien abandone un cargo; literalmente “ dejar de estar en pie”. Por
cierto que este verbo es transitivo y por tanto le podemos y debemos poner un
complemento directo: Destituyeron a Antonio. En otra entrada veremos que este
complemento directo es imposible con cesar al ser este verbo intransitivo.
Si seguimos con nuestro statuere y le ponemos el prefijo in-, nos encontramos con instituere con el sentido de fundar o
instituir y de ahí vienen nuestros institutos. Los romanos tenían la expresión instituere vestigia pedis, es decir,
poner las planta de los pies en el suelo que es lo que les falta a nuestros
políticos.
Claro que también, y ya metidos en
harina, podemos poner la preposición pro-
(preposición que significa “ en lugar de” pero también “poner al frente”) y entonces nos resulta prostituere que no hace falta saber
mucho para darse cuenta de que el resultado es “prostituir”. La prostituta es
la mujer que “se pone por delante”, o “se
la pone por delante” para ser vendida en público. También los profesores
compartimos esta preposición con las prostitutas pues somos los que pro- fateri, los que confesamos por
delante. La verdad es que eso era antes: ahora, los profesores “confesamos”
cuando y donde nos dejan nuestros alumnos.
Así pues, es menester saber aplicar con sabiduría y conocimiento
estos prefijos porque no es igual que te constituyan, te sustituyan, te
destituyan o te prostituyan.
Como colofón y clase gratis para
Margarita Robles decir que no puede existir una sustitución (poner a alguien en
lugar de otro) si previamente no hemos destituido (hemos hecho que dejara el
cargo) el que lo ocupaba.
En fin, ya sé que estas cosas no van a ninguna
arte y que los políticos seguirán con su langue
du bois que es como llaman nuestros vecinos franceses a decir pero no
decir. Mas, si os parece, lo de la “lengua de madera”, al igual que lo de cesar,
lo dejamos para mejor ocasión.
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