Para esta entrada de
mi blog, os he elegido el también
ovidiano mito de Safo y Faón que, a mi manera de ver, no es sino la fuerza
rejuvenecedora del amor y también cómo mantener vivo el amor en a la distancia
de los amantes siendo como es un necesitado de la “presencia y la figura”. Para
este romance hemos tomado dos leyendas:
la primera es la recogida por Paléfato en donde se habla de un personaje que
atravesaba con su barca de un a orilla a la otra en un brazo de mar. (Τῷ Φάωνι βίος ἦν περὶ πλοῖον εἶναι καὶ θάλασσαν. πορθμὸς
ἦν ἡ θάλασσα· nos dice el mitógrafo)
Un día, llegó una
anciana, la cruzó y no le cobró nada. En pago, la anciana que no era otra que
la misma Afrodita le recompensó con un bálsamo con cuya aplicación conseguía
retomar su juventud y vigor. Fue en ese estado juvenil como lo conoció Safo y
se enamoró de él.
La
segunda leyenda hace referencia al suicidio de Safo por amor arrojándose al mar
desde el promontorio de Léucade que ha dado lugar a numerosos pinturas en donde
se ve a Safo a punto de arrojarse a las aguas del mar Jónico.
Para
esta segunda leyenda no existe una fuente escrita pues los amores de Safo y
Faón no aparecen en los poemas de la poeta lesbia y, siguiendo a Cecil Maurice
Bowra, puede ser que fuera este Faón una variante del nombre de Adonis que se
encuentra en el fragmento 140 en el que
se lee lo siguiente:
Κατθνάσκει, Κυθέρη᾽, ἄβρος Ἄδωνις· τί κε θεἷμεν;
καττύπτεσθε, κόραι, καὶ κατερείκεσθε χίτωνας.
El
tierno Adonis, Citerea, está muriendo.
Dinos
qué hacer nos toca.
¡Muchachas,
ay, daros palmadas en el pecho
y
rasgaros las ropas!”
Otra posibilidad es que Safo usara el nombre de
Faón en algún epitalamio que no ha llegado hasta nosotros en el que se
compararía la belleza del novio (recordemos
que un epitalamio es un canto de bodas) con la de Faón y que, de esta
comparación, surgiera la leyenda de sus amores.
Espero
que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo.
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