Continúo
con este último Toribio para contar ahora el origen de una famosa romería
palentina cuya protagonismo ostenta. Ya hemos dicho que Toribio de Liébana fue
obispo de Palencia y que luchó contra el priscilianismo. Sin embargo, los
palentinos no lo recibieron bien y lo
expulsaron a pedradas de su ciudad. El santo lebaniego se refugió entonces en
la ermita de santa María del Otero, en el cerro en donde, muchos siglos
después, el escultor Victorio Macho colocaría su Cristo del Otero.
Así nos lo cuenta los
Breviarios antiguos de Palencia:
Ferunt autem, precibus huius
sanctissimi viri, civitatem pallentinam funditus esse eversam. Nam, cum ibi
contra hereticos priscilianistas saepius dimicando nihil proficeret, uno contra
eum tam laici quam clerici turpia commiterent, discedens inde quendam ascendit
aggerem, prope eamdem civitatem, ubi in honore Sti. Christophori altare
constructum erat. Cum autem Dominum exoraret, ut super civitatem suae potentiae
miraculum ostenderet, subito adveniente acerrima tempestate, fluvius Carrion,
ab alveo solito exiens, totam per circuitum urbem inundans arenavit.
Cuentan que, por medio de las
preces del santo varón, la ciudad de Palencia fue completamente destruida.
Pues, peleando allí de continuo contra los herejes priscilianistas y al no
conseguir ningún provecho, tras cometer contra él, tanto clérigos como seglares,
acciones indecentes, se apartó de allí y se fue a una cierta colina, cerca de la
ciudad, donde se había construido un altar en honor de San Cristóbal. Habiendo
pedido allí a Dios que sobre la ciudad mostrara un milagro de su poder, de
repente sobrevino una tempestad terrible y el río Carrión, saliéndose de cauce
habitual e inundando toda la ciudad, la llenó de arena.
Los palentinos,
entonces, subieron hasta la ermita para pedir perdón al santo y éste los
perdonó. En recuerdo de este hecho, los habitantes de Palencia siguen subiendo
cada 16 de abril, fiesta de Santo Toribio de Liébana, al cerro en donde está el
Cristo del Otero, para ser “apedreados” por las autoridades palentinas con
bolsas de pan y quesillo. La romería está calificada de interés turístico y
merece la pena acercarse a Palencia en ese día para verla y presenciar in situ el apedreamiento.
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