Pedro de
Escalante y Huidobro fue un político cántabro que llegó a Presidente de la
Diputación de Santander en 1962. Impulsó la investigación histórica en
Cantabria e impulsó también la idea de que Santander pasara a denominarse
Cantabria. Recordemos que lo que hoy conocemos como Comunidad de Cantabria se
había conocido antes como La Montaña y después como la provincia de Santander a
secas, incorporada en los mapas de la época y en los hules de las mesas
camillas, como aquella que tenía mi abuela María en Laguna de Duero, en
Castilla la Vieja. No estaba esto fuera de lugar pues desde siempre había sido
Santander el puerto de Castilla y por Laredo habían llegado y partido las escuadras de Castilla
que mandaban aquellos almirantes de Rioseco, los Enríquez, que nuca vieron el
mar. Pues bien, este señor Escalante tuvo tan genial idea antes que Miguel Ángel
Revilla y luchó por llamar a Santander Cantabria con tal denuedo que,
amistosamente, lo denominaron el
cantabrón.
De
lo que no se puede dudar es de que don Pedro era un enamorado de Cantabria y,
en el año 1966, se le ocurrió construir un teleférico en Fuente De, en el valle
lebaniego de Valdebaró, con la idea de acceder con más rapidez al macizo
central de los Picos de Europa. El ingeniero fue José Antonio Odriozola Calvo,
nacido en Santander, pero de familia lebaniega, de Espinama para más señas al que conocí como presidente
de la Federación Española de Montañismo cuando lo era de honor el inefable
Pepín Folliot, el madrileño de Burdeos.
Hoy
en día se puede ver, casi escondido, un monumento a Pedro de Escalante en la
estación del teleférico. Y es una suerte que esté bien escondido porque don
Pedro “posó” con el uniforme de Falange y, eso es políticamente incorrecto. Por
cierto y para terminar, deciros que era un buen escritor y que tiene una obra, Cuaderno de bitácora, que estoy deseando
leer. Cuando la lea, ya os contaré.
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