Y sigo
con el suizo Dürrenmatt que en esta ocasión me ha regalado una buena obra de
teatro, La visita de la vieja dama (Der Besuch des alten Dame) quizás una de
sus tragedias más famosa. Una vieja dama que se tuvo que marchar del pueblo
porque un hombre la había deshonrado y se tuvo que echar a la vida, como se
decía antes, regresa al pueblo y, poco a poco, con su dinero de multimillonaria
acaba comprándolos a todos. La idea sería aquella de que “todos tenemos un
precio” y que tan sólo basta el que venga alguien que esté dispuesto a pagarlo.
¿Hasta qué punto somos “intocables”, insobornables, incorruptibles, se pregunta
y nos pregunta el autor suizo con esta obra en unos tiempos en que la honradez
y los hombres “enteros” no están, por desgracia, de moda. ¿Hasta que punto
nuestro cabreo, nuestra indignación con los corruptos es porque nosotros no nos
hemos podido corromper como ellos, porque no hemos tenido la oportunidad u
oportunidades que han tenido ellos? La
muerte tenía un precio, se titulaba aquel viejo spaghetti western. Y la
vida de estos años locos del siglo XXI ¿qué precio tiene?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario