Una
de las mayores mentiras de los nacionalistas es que el castellano se impuso por
la fuerza en los reinos peninsulares. Nos vamos a detener para ver cómo fue el
proceso en el caso de la dolça Catalunya..
En
Cataluña, la presencia del castellano en el Reino de Aragón al que, no lo
olvidemos, pertenecía Cataluña hizo que la lengua de Castilla, desde muy
temprano, no fuera una lengua extraña. Esto lo dijo Ferrán Agulló Vidal, un
nacionalista de la Liga, en 1910:
“En las cuestiones de lengua se ha de evitar la
imposición, el contrariar los hábitos, las costumbres. El castellano no se ha impuesto por Decreto en
Cataluña, sino por adopción voluntaria, lenta de nuestro pueblo, efecto de los grandes prestigios que iba
adquiriendo la lengua castellana. Éramos libres, teníamos
completa autonomía política, con Cortes más soberanas que las propuestas en las
Bases de Manresa, y ya se hablaba y escribía en castellano, y en castellano hemos de leer uno de los
discursos más ardientes que se hicieron en el Salón de San Jorge en las últimas
Cortes Catalanas”.
El castellano se fue imponiendo en la península como
lengua franca, una especie de inglés de nuestro tiempo, en el que se manejaban
los comerciantes, pero también los poetas. Juan Boscán, barcelonés de pro,
elegirá el castellano como medio de expresión y no se sentirá menos catalán por
ello.
El erudito catalán Milá y Fontanals nos
dice que en la baja Edad Media los romances en castellano eran tradicionales y
así en El jardinet d’Orats,
cancionero barcelonés acabado en 1486, encontramos veinte poesías en castellano
de un total de 84. El resto están en catalán, latín e italiano.
Visto lo cual, no entiendo a esos que
dicen que el castellano era extraño en Cataluña cuando no ha sido nunca así. No
he conocido a ningún escritor catalán que desconociera el castellano o que lo
viera como lengua extraña. En fin, un caso más de tergiversar la historia de
las letras y las lenguas en España para beneficio de los cuatro paranoides que
lideran un proceso suicida sin base histórica, política ni económica.
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