Siempre,
desde muy pequeño, oí hablar de las rarezas de los Platones y, sobre todo, las
viví. Me creía yo ajeno a ellas, pero, con el paso de los años, los genes
Platón han empezado a hacer de las suyas y ya las empiezo a sentir.
¿Qué
son las rarezas de los Platones? Pues una murria extraña que nos viene de vez
en cuando y que nos hace andar un tanto tristes y cabizbajos, comer en estado
meditativo ( en casos extremos, dejar de comer) y tener abominación al ruido.
Luego, cuando la nube de melancolía pasa, volvemos a ser más o menos normales y
hasta algunos dicen que buenas personas. Investigando por algunos viejos libros
de historia y por legajos cosidos “a diente de perro” he descubierto algunas cosillas
que podrían explicar estas rarezas. Pues resulta que los Platones provenimos de
Guipúzcoa y que, allá por el siglo XV se
mezclaron en el brote herético que surgió en el Duranguesado. Parece que estos
herejes estaban relacionados con los fratricelli
italianos y que todo arrancó con Alonso
de Mella tal y como dice don Carmelo Echegaray: Siendo este niño (Alfonso de
Mella), fue su padre a Italia con su familia...donde permaneció bastantes años.
Se sospecha de que allí vino Alfonso contaminado de los errores de los
fraticelos...vino a Durango a realizar sus perversas ideas...sus dos errores
fundamenrtales, es decir: comunidad de bienes y de mujeres...
El doctor. Montalvo en su Comentario al fuero real,
dice: Item nunc nostris temporibus in dominatione Vizcayae, quidam vizcayni
sunt de haeresi damnati; non tamen propter hoc omnes illi sunt universaliter
haeretici. Así lo traduzco al castellano: Ahora también en nuestra época, en la zona de
Vizcaya, algunos vizcaínos han sido condenados de herejía; sin embargo, no por
esta razón todos ellos ( los vizcaínos) son en su mayoría herejes. Estos herejes
se adelantaron a la Reforma de Lutero y po una causa u otra, los Platones
estuvimos entre aquellos protestantes avant la lettre y con ellos nos tuvimos que marchar hacia el
sur, nunca mejor dicho, huyendo de la quema : En agosto de
1444 fueron quemadas trece personas y otras muchas se retractaron. Alfonso y un
grupo de mujeres logró escapar hacia Andalucía y, más tarde hacia el norte de
África.
Pues los
Platones, en ese viaje, huyendo de la
persecución, se llegaron a Boecillo y en él se establecieron a principios del
siglo XVI tal y como se podría atestiguar en los libros perdidos de la
parroquia de Boecillo, pero que se atestigua en los conservados desde
principios del siglo XVII.
Y contada
esta historia, ¿no pensáis que quizás esas murrias de los Platones nos vienen
por nuestra condición de perseguidos, de huidos de los valles ubérrimos del
norte, de exiliados del paraíso de montañas y prados?¿No vendrán las rarezas de ese miedo
de nuestros antepasados a que los prendieran (valgan los dos sentidos)?¿No seremos
un poco raros porque tenemos la melancolía del errante?
En fin, lo
dejo porque el asunto hace que me ponga triste, con una de esas murrias de los Platones…
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