Rafael
Orozco Flores habría cumplido setenta y un años el próximo día veinticuatro de
enero pues había nacido en Córdoba en 1946. Discípulo de José Cubiles en el
Conservatorio de Madrid, Orozco estudia también con Alexis Weissenberg y en
1966, con tan sólo veinte años, gana el primer premio en el Concurso
Internacional de Leeds en Inglaterra. Pianistas como Baremboim y directores
como Giulini y Karajan se finaron en este chico de Córdoba que apuntaba
maneras. Con veintiséis años graba los tres conciertos de piano de Rachmaninov
y sus espectaculares Variaciones sobre un
tema de Paganini para el sello holandés Philips. Esa grabación, que no me
canso de escuchar, es de absoluta referencia para los melómanos y la recomiendo
para disfrutar de tan gran pianista y de tan gran músico. Se nos fue en la
frontera de los cincuenta, en 1996, y tuvo el buen gusto de morirse en Roma. Hasta
para morirse hay que ser artista.
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