Reconozco
que le había cogido gustillo al estilo de Jesús Torbado en Tierra mal bautizada así que, cuando lo terminé y supe que había un
libro suyo que recorría ese costado de España que llamamos la Via de la Plata,
lo pedí a una librería de viejo en la que tenían este tomito que era de aquéllos
que Renfe regalaba en los viajes para que el tiempo de viaje se hiciera más
agradable. Eran otros tiempos en los que no había móviles ni tabletas en los
que poder ponerse películas o ir cotilleando en los grupos de guasap y la gente que ya tenemos unos
años nos dedicábamos a leer en el tren o, sencillamente, a escuchar las
historias que contaba la gente tal y como hacía el maestro Jiménez Lozano, el
abulense de Langa.
El
libro me ha gustado, pero no tienen la fuerza del primero que leí. Torbado,
veinte años después, se echa a los caminos de León, de Zamora, de Salamanca, de
Cáceres y de Badajoz para relatarnos este viaje, pero uno tiene la sensación de
que el escritor leonés, al coger la péñola que tenía colgada, ya no la “monta”
con igual interés. Puede que el libro fuera un encargo de RENFE y que Torbado
saliera del paso ( no del Paso Honroso de Suero de Quiñones) con no tanta
maestría como en su primer libro por Tierra de Campos. De todas las maneras, os
lo recomiendo a todos aquellos que os deleite, como a mí, la literatura de viajes.
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