Julio
Mariscal Montes es un poeta de Arcos de la Frontera. Y digo es, aunque haya
muerto en 1977, porque todo poeta vive en sus versos como ya nos dijera el
maestro de Venusia. Como todos los poetas andaluces, Mariscal tiene esa rara y
especial sensibilidad que los distingue. Os copio este texto sacado de su
página web en el que se define cómo era el hombre y su poesía:
Julio consagró su vida a la
enseñanza, la poesía y el flamenco. En sus poemas canta al amor y a la tierra,
a Dios y al hombre, a la madre y a la mujer, al trabajo duro y a la muerte.
Poeta triste y melancólico, sus méritos intelectuales y humanos no le fueron
reconocidos durante su existencia, sufriendo la marginación de la sociedad de
la época.
Así
que Julio le dedicó la vida a esa triada que forman la enseñanza (era maestro
nacional), la poesía (era gaditano) y el flamenco (era andaluz); y le cantó al
amor, a Dios, a la mujer, al trabajo duro, a la madre, al hombre y a la muerte.
¡Con razón he disfrutado tanto de su lectura! Os dejo un fragmento de un poema
sacado de su página web, más en concreto de su libro Pasan hombres oscuros, dedicado a esos trabajadores de sol a sol:
Pasan
hombres oscuros con su miseria a cuestas.
Son
los abandonados, los proscritos del sueño,
hombres
con horizontes de monedas y olivos
que
no alcanzan la tierna perfección de la rosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario